En Los Roques se pueden hacer muchas cosas. Confesables e inconfesables. Comer barracudas, jureles, tortugas; bucear con mantas rayas y con tiburones gato; saltarte todas las normas básicas de aviación civil y, sin embargo, aterrizar; disparar a los pelícanos con la mirada; entrar descalzo en la iglesia de Gran Roque tomando una coca-cola en bañador acompañado por tres muchachas en bikini; mirar a las estrellas hasta que te entre un mareo de esos que dicen que dan con las hierbas caribeñas; pagar en euros, en bolívares, en dólares, en oro, en lo que quieras, pero pagar, pagar. Y muchas más cosas.
Lo que jamás había pensado que se podía hacer es pedir de comer cuatro brownies empapados en chocolate oscuro como la boca de un chigüire, y acompañarlos de cuatro cubalibres a las cuatro de la tarde en uno de los cayos de Francisquí, cuando hasta las langostas están sudando bajo el agua. Pues se puede hacer. Lo juro. A mí estómago le pareció una hazaña asombrosa. También el mesonero que nos atendió. A las chicas, no. En fin, siempre hay una primera vez.
Al regresar a Caracas, a primera hora del lunes, todavía con la cabeza entre los corales de Boca de Cote, echo un ojo a la prensa de soslayo, y leo. Se me abren los ojos, las pupilas miopes se me dilatan. "Cae un avioneta procedente de Los Roques". El domingo se precipitó al mar y el piloto se vio obligado a amerizar. Once pasajeros, ni un muerto pero todos bien heridos. Sobre todo, edemas pulmonares del agua tragada. Ya tienes que tragar agua salada para que te provoque un edema pulmonar, pensé. La avioneta se quedó sin gasolina a cinco millas del aeropuerto de Maiquetía, la torre de control hizo dar un paseo de espera al piloto y, entre tanto, se acabó el combustible. Mira que tienes que andar justo de combustible para un trayecto de 35 minutos en un país en el que el litro de gasolina cuesta 0,05 dólares. Pues también se puede, como con los brownies.
Resultado: al agua. Hoy salía en la prensa que habían robado las pertenencias que la Guardia Costera había recuperado. Lo denunciaban los parientes de los heridos, claro, porque los heridos estarían en su camas mirando para el techo bien agarrados a la cama para que no se mueva. (Perdón, "habían robado" es incorrecto. Han desaparecido y nadie sabe donde están. Que puede parecer lo mismo, pero no lo es).
A las chicas no les dije nada. Se lo digo ahora, si leen esto desde sus plácidas moradas hispanas.
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3 comentarios:
fon, no asustarnos, que nos queda muy poco.....
vaya trio el comando donosti!!
jorgin.
Coño Fon, qué bien te lo montas y qué bueno que nos lo cuentas con tu pluma precisa.
Un abrazo desde Carcelona.
Jorgin: Ya estáis en la liada, quién dijo miedo... Buen viaje! Aquí os recibiré con las puertas abiertas.
Marc: No me lo monto mal, no, pero claro con maestros como usted todo es más sencilla. Ya estás serrando los barrotes de Carcelona? El próximo viaje a la península te paso a ver...
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