...Y habrá días de vino y rosas y amaneceres deslumbrantes y canciones maravillosas, pero eso no le interesó contarlo a Mateo y menos aún, a quien escribió citas bíblicas en varias de las curvas de la carretera Patanemo-Puerto Cabello, a tres horas al oeste de Caracas. Allí, por lo visto, a los chavistas le ganaron la partida los evangelistas: por todos lados, se lee el clásico "Cristo viene ya"que da más miedo que alivio, por la ansiedad que muestra. Mientras tanto, déjalo estar, parece leerse entre líneas, cuando llegue ya se encargará ÉL.
En Patanemo hacía tanto calor que incluso los mosquitos se daban por vencidos, y se les podía ver disfrutando de los ventiladores junto al resto de los mortales, sin ganas de batallar. Cuando llueve en Patanemo, todo se encharca: las carreteras a las que faltan un par de capas de asfalto para recibir tal nombre y las casas sin ningún sistema de drenaje. Al ir a pagar una ronda de cervezas en el hotel, el camarero, un negro orondo de cabeza del mismo tamaño que su barriga y una permanente sonrisa de buda recién comido, le pregunté si podía pagarle al final, cuando nos regresásemos a la habitación.
- No, papá. ¡Aquí todo es tin-tlín!- me espeta entre carcajadas.
- ¿Y cómo te hago yo tin-tlín con un billete, mipana? - le pregunto mientras trato de imitar el sonido metálico de las monedas con un billete de 50 bolívares fuertes al contactar con el mostrador.
- ¡En la mano siempre suena tin-tlín! - me responde triunfante, a la vez que extiende la suya.
A ver si a Cristo, de la que llega, le explican lo del "tin-tlín". Para que no se llame a engaños, digo.
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2 comentarios:
Fon, me voy ahora mismo a comprarme el Magallanes de Zweig. Por cierto, ¿te leíste El Mundo de ayer?
Un abrazo, maestro
Ambrosio: Corre, corre a la librería. No, no me leí el mundo ayer. ¿Qué salía? Andaba en un cementerio caraqueño, contemplando una exhumación de cadáveres. Muy instructivo.
¡Otro abrazo, maifriend!
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