Llevo un año sin tomar un vaso de leche. Existe un real problema de desabastecimiento de leche en Venezuela: unos los llaman escasez (oposición), y otros acaparamiento (gobierno). Claro, en las cafeterías y en los restaurantes, pides un café con leche o un marroncito (cortado), y la leche hace ¡chás! y aparece. Pero en los supermercados, uno sólo encuentra el cartelito de "sólo pueden llevarse dos litros por persona". Hay personas de sobra, pero ni un litro. El gobierno culpa a los productores, a quienes acusa de no distribuir la leche a los mercales (mercados estatales donde se venden los productos a precios subvencionados) y quedarse con la producción para venderla en el paralelo. La oposición argumenta que al haber un control de precios que obliga a los productores a vender por debajo de los costes, los empresarios prefieren no producir o exportar. Y en esa partida de ping-pong está la cuestión. Pues bien, ayer el gobierno anunció que liberaba "la leche esterilizada" (UHT), por lo que su venta deja de estar sujeta al control de precios.
Los "mercales" son uno de los inventos de la revolución bolivariana que buscan favorecer la capacidad de compra de los venezolanos con menos recursos. Son mercados públicos donde se venden los productos de la canasta básica a precios muy por debajo de los de cualquier supermercado. Con limitaciones de cantidad, y sujetos a la discrecionalidad del poder público que organiza mercales a gran escala en medio de Caracas, en las grandes ciudades del interior del país o en pueblos del Amazonas. Una política paternalista que, obviamente, alivia el bolsillo de los más necesitados que aguardan largas colas para obtener pollo, café, azúcar, huevos o atún. Pero hay más...
Una parte abundante de la producción destinada a Mercal se desvía por el camino y acaba en las precarias estanterias de los buhoneros (vendedores ambulantes) del centro de Caracas. Ellos no venden a precio "mercal", si no al paralelo. Por tanto, uno pasea por El Silencio, La Hoyada o Capitolio y ve apiladas bandejas de huevos. En el supermercado debajo de mi casa, hace meses que no hay huevos de gallina. Eso sí, de codorniz puedes comprar los que quieras. Con perdón.
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6 comentarios:
Suena un poco a los economatos del franquismo. Me ha encantado el diseño del brick de leche de la foto: parece hecho con esas ruedas de dibujo que fascinan a los más pequeños.
yo me ascostumbre a vivir sin leche!!pero ahora parece que vamos a tener q acostumbrarnos a vivir sin papel higienico, se dice que empieza a escasear!!
asi, aprenderemos a valorar las pequeñas cosas, cm los huevos, leche, papel higienico, azucar...
que pais mas gracioso!!
besos
A. fantastica
Ahora viene eso de pobres, pero felices.
Por cierto, ¿sabes que hay una versión de Cuéntame en Italia y en Portugal?
http://www.youtube.com/watch?v=4KWEGGRZ0us
¿Cuando vuelves a la patria? Podemos quedar en la zona desmilitarizada de Ribadesellesa-Unquera. Llevaré una camiseta de Guti Haz.
Emiliuken
Sergio: tienen un aire, pero son móviles y van cambiando de lugar.
Ana: Se dicen tantas cosas...
Emiliuken: Aquí, me decía un amigo, la depresión es considerada de mal gusto. Pero también que amor con hambre no dura.
Vuelvo con el trineo de Papá Noel, porque no había billetes. Iré sin armas, a la zona desmilitarizada.
Por tu cumpleaños, brindo con leche derramada por la copa.
Felicidades, señor fon
Elvira: se agradece el brindis con leche en copa, y lo de señor, obviamente. Estoy pensando en volver al bigote...
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