domingo, 28 de diciembre de 2008

Dieta

Las parrillas han sido la dieta de estas fiestas caribeñas. (A veces, alguien, por descuido o desazón, preparaba una ensalda). Bajo una mata de mangos que, el año que viene, mostrarán un exquisito aroma a morcillas y chorizos. Eso, creo, es lo que se conoce como gastronomía del futuro. Mangos amorcillados, chorizos tropicales.

(En tres horas me voy al aeropuerto para un viaje de once horas: Caracas-Lima-Ciudad de México. 9 días, y un año nuevo después, regresaré. También se conoce como vacaciones. Hasta entonces. Ya os cuento México)

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Teoría y práctica del atasco caraqueño

Teoría:
Las colas de tráfico en Caracas son su estado natural. El automóvil pasa la mayor parte del tiempo en punto muerto. En inmovilidad perpetua. No obstante, lo importante, lo fascinante es comprender cómo funcionan los atascos en Caracas. Porque son comprensibles, y su funcionamiento puede ser descrito y formulado con cierta precisión. En primer lugar, los factores estructurales: una gasolina extremadamente barata (menos de un dólar llenar el depósito), la última vez que se pensó en la planificación vial fue en 1960 (sin volver a pensar en ella), una cantidad de carros abusiva (las familias tienen varios carros: el de la madre, el del padre, el de la niña, el del niño), la longeva vida útil de los carros (el mío me saca cinco años de edad).

En segundo lugar, la cultura vial de los venezolanos. Las autopistas tienen dos carriles por sentido, más el llamado hombrillo (arcén). El hombrillo tiene una razón de ser bien sencilla: si alguno de los carros tienen algún problema puede hacerse a un lado sin afectar a la fluidez de la circulación. Eso dice, al menos, su enunciado. ¡Error! En Venezuela el hombrillo es el carril de aceleración. Si está ahí, es para utilizarlo. Y rápido. Todo el mundo adelanta por la derecha, por el hombrillo, con el pie del acelerador pisando el suelo. Claro, cuando alguien se echa a un lado por algún problema, y todo el mundo suelo tener problemas con el carro en Venezuela, aparece un fenómeno que al venezolano de a pie le parece igual de impredecible e inevitable que la lluvia o la niebla: el embudo. Todo dios se lanza a la izquierda para evitar el obstáculo. Se lanza, literalmente. Y se produce una especie de tetris automovilístico. Que, obviamente, siempre acaba en atasco. Ante la perspectiva del atasco (hay varios programas radiales dedicados a cubrir la información vial desde helicópteros), los conductores optan por los llamados "caminos verdes". Vías alternativas. Desgraciadamente, estas vías no son ningún secreto. De modo que se colapsan con rapidez. A esto hay que añadir que no se tiene ningún empacho en regresar marcha atrás desde el acceso de la autopista, para salirse del atasco que se avizora metros más adelante. De modo que, en la via de incorporación, se ven carros en retroceso por los carriles frontales, asustados ante la visión del monumental atasco. Lo que retrasa, asusta y atasca aún más.

Práctica:
Me comentaba una amiga caraqueña, mientras conducía, que me había "venezolanizado demasiado" al volante. Y me lo recriminaba. Para nada, le dije, me he "mimetizado" con el entorno. Y mientras se lo decía, lanzaba el volkswagen contra dos 4por4 en una intersección: como en el oeste, ganó el que menos tenía que perder, y el más rápido en desenvainar. Yo, y mi pobre volkswagen. Y me reí en alto como hacen los villanos de las películas de acción.

(Y así sucesivamente)

lunes, 15 de diciembre de 2008

Cumpleaños

Aguardando la clase de historia revolucionaria latinoamericana, en el Palacio Presidencial de Miraflores, un grupo de periodistas nos arrodillábamos para consultar internet. Los dispositivos inalámbricos brincaban en busca de conexión por los aires. "¿Cómo van? A ceros, pana". Todo estaba dispuesto para la aparición de los presidentes caribeños. Faltaba, claro, el retraso protocolario por estos lares. Y faltaban sillas. Gran parte de la delegación cubana contemplaba de pie cómo la mayor parte de los invitados gozaban de la espera con las posaderas en mullidas sillas de terciopelo. "¿Cómo van? Siguen a ceros". La gente de protocolo comenzó a traer café en vasitos blancos de plástico (como los que en los hospitales acompañan las salvadoras pastillitas de colores). Señal inequívoca de retraso, y paciencia. Y sillas. Pero las sillas las traían una a una, temerosos quizá de dejar alguna sin dueño. La sala estaba abarrotada. Los servicios de seguridad cubanos, los servicios de seguridad venezolanos (compuesto también por cubanos), protocolo de ambas delegaciones, ministros, viceministros, subministros, directores y subdirectores, camarógrafos, periodistas, los músicos de la banda militar que interpretarían ambos himnos con sus respectivos instrumentos: trombón, clarinetes, timbales, trompetas. "Horror vacui". "¿Cómo van? Paró un penalty el huevón de Casillas. ¡No jodas!. Déjame ver. No se puede ver, la conexión falla. Sólo leer. Minuto 70 ". Aparece el encargado de prensa para explicar que se va a realizar un sorteo para el turno de preguntas pero que, en principio, no habrá preguntas. Un sorteo para unas preguntas que no se van a poder hacer. Sorteamos, y no gano, claro. No gana nadie, porque no hay preguntas. Ya bajan los cancilleres, ya bajan los presidentes. "Goooooool, sí, gooool. ¡¡¡¡De Eto´o!!!!" Corriendo para atrás, a leer la narración. Comienzan los himnos, y Chávez le pone la mayor condecoración de la república venezolana a su homólogo cubano, Raúl Castro. La cruz de Simón Bolívar. Y luego le entrega una réplica de la espada del Libertador. Castro regala a Chávez una foto del verano de 1958. En ella se le ve, a Castro, mirando una bandera venezolana escondido en una casa de campesinos en el oriente cubano, con la revolución cubana ya en el horizonte. Se abrazan, se saludan (militarmente), se besan. Se despiden. Entre los cables, los trípodes, las grabadoras y los trombones de varas, confirman el segundo gol, de Messi. ¡Mierda! miro el reloj. Acabo de cumplir 30 años.

martes, 9 de diciembre de 2008

Los interruptores

La variedad de interruptores desorienta. ¿Cúal es cúal? Diferentes modelos esconden diferentes funciones. Todo el mundo se sabe atar los cordones, pero cada uno lo hace a su manera. Uno ventilaba, uno encendía la luz, y otro graduaba el aire acondicionado. En un día en que en la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, se celebrase al grito de "Uh Ah Chávez no se va", como un coro caribeño de diputados en una obra de teatro clásico. 148 de los 167 diputados entonaron el lema.( La nave va, de nuevo). Referendum presidencial en el primer trimestre del año. Este es uno de los países en el que las empresas de publicidad, sondeos, asesores de imagen, prensa, catering, diseño, imprentas y relaciones públicas son verdaderos ejemplos de estabilidad y solidez laboral frente al sector público. La próspera industria de las elecciones. Paradójicamente, en el sector público la temporalidad es la moneda de cambio: todo cargo dura lo que dura su superior nombrado por un dedo a su vez superior . Cada director lleva su equipo de subdirectores en un organigrama que se resquebraja en cargos medios y bajos, como las raíces de los árboles bajo tierra. Y se van sustituyendo. Además, se produce un cierta réplica del juego de la silla. Los cargos van rotando en torno al dedo presidencial. Hasta que alguno se queda sin silla, y se hace a disidente. Porque la disidencia le ha prometido silla en el futuro. O eso ha querido entender. Y tiene que volver a escoger, frente a un panel de interruptores muy parecido al de aquí arriba.

domingo, 7 de diciembre de 2008

El asfalto del cielo


Ocurrió hace un par de semanas. Frente a mi casa hay una decena de plazas de aparcamiento. Para los vecinos que no poseen plaza en sótano. Entre ellos estoy yo, claro. Al lado del volkswagen solía dormitar una 4 por 4 (rústico, para los venezolanos), de color naranja con franjas zules, además contaba con varios extras de esos de aventurero de fin de semana. Luces especiales, extractor elevado del radiador, portabidones exteriores, etcétera. En fin, todo de lo que carece el mío. Una mañana lo robaron. El 4por4, quiero decir. Mi volkswagen amaneció sin pareja. Pero también sufrió. A las 6 y meda de la mañana, cuando los pájaros todavía están con el primer café, me despertó el vigilante. !Baje, rápido, han tratado de robar "la nave" (a mi carro lo llama "la nave" con una ironía más que evidente)". Traté de lavarme la cara (sin acertar del todo), agarré las llaves y llamé al ascensor. El vigilante llevaba tomando café toda la noche. Estaba ebrio de cafeína y sorpresa. Me explicó: los "choros" habían tratado de abrir mi carro (cosa improbable, porque en esa época estaba sin batería, lo cual nos llevaría a otra historia más larga), después habían roto la antena de la radio de mi carro (la radio tampoco funciona habitualmente, sólo Radio Nacional de Venezuela, el canal público, y en determinados tramos, preferentemente cercanos a las montañas) y la había utilziado como ganzúa para abrir el otro carro. Lo consiguieron. Y ya no está. El vigilante del turno, a quien había sustituido mi despertador, se había dormido. Lógico, pensé (yo mismo todavía con los pensamientos esquivando sueños). El nuevo vigilante continuaba con la perorata. A la vez, me enseñaba "el hierro" (la pistola), con orgullo. Decía que la quería haber podido utilizar, y me preguntaba si quería una. Parapadeé de sueño y asombro. "No, gracias, chamo, mientras tengas tú una..." Días después, volvieron a tratar de llevarse el volkswagen. Entonces, el problema era el carburador (ya funciona). No han vuelto, con razón. Tiene que ser desesperante tratarte de llevar un carro que no va. Como la vida de esta palmera, a la sombra de los árboles de hormigón.

martes, 2 de diciembre de 2008

Otra vez

Andaba en casa, de domingo, probando las mil y una maneras de repantigarme en el sofá de casa. Conseguí cerca de 20 posturas distintas (todas temporalmente agradables), en las cinco horas de reflexión horizontal. Leí (Historia de América Latina, de Leslie Bethlem, y El pasado, de Alan Pauls), escuché música (Ray Barretto, Ry Cooder, Hermanos Lebrón), vi fútbol (Milán-Palermo) y baloncesto (Portland - Dallas), y en un momento de debilidad conecté el canal público y escuché al presidente "autorizando" al Partido Socialista Unido Venezuela (PSUV) a que comenzase los trámites para iniciar una enmienda constitucional de cara a la reelección presidencial indefinida de sí mismo. A gritos, ante una multitud enfervorecida. Todavía me bailaban los rones en la cabeza. Curiosamente, ya presentó la misma propuesta en el referendo de diciembre de 2007. Y, también curiosamente, resultó derrotada en aquella histórica "victoria de mierda". Curiosamente, también, encontré una cerveza en la nevera. Volvemos a las andadas, pues. ¡Feliz navidad!, que ya comienzan a decir por aquí...