viernes, 21 de diciembre de 2007

¿La fin?

Hasta aquí hemos llegado. Finaliza esta tropical aventura digital. Se agredecen tanto los halagos como las críticas (casi más estas últimas). Saludos a los asiduos, y una ligera caída de párpados a los ocasionales. Ha sido un placer. Cuando monte otro chiringuito digital, os aviso...

PD - Un regalo de fin de curso, desde el jergón:
http://es.youtube.com/watch?v=mQMfEKoHrxA&feature=related

jueves, 20 de diciembre de 2007

Complemento circunstancial

De repente, han brotado en diversos lugares de Caracas varios carteles publicitarios con el lema "Por ahora...". "Por ahora", ya lo he comentado, es una frase tótem en el chavismo. La pronunció tras ver fracasar su golpe de estado en 1992 el comandante Chávez. Y la volvió a referir tras la victoria ("pírrica" y "de mierda") del "no" en el referendo sobre la reforma constitucional propuesta por el presidente. Son carteles inquietantes. Sin referencias, sobre un impoluto fondo blanco. Entre la hojarasca publictaria de diciembre, la primera que vi, mientras conducía hacia La Carlota, me produjo un respingo. ¡Coño la madre! Y volteé la cabeza, para asegurarme que lo visto era cierto y palpable. No hay muchas, pero ahí están. Al acecho. Aguardando el momento. Llega la Navidad y los caraqueños abarrotan los centros comerciales de la capital, orgullo y refugio de sus habitantes. Los carteles del "Por ahora...", incluyen en su parte inferior el Rif (número fiscal obligatorio por ley de la empresa anunciadora). El rif del "Por ahora..." es el del Minci, el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información. Así es.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Cumpleaños

Uno cumple años (29) como quien oye llover. Ayer noche, no paró de llover en Caracas.

martes, 11 de diciembre de 2007

Leche y huevos

Llevo un año sin tomar un vaso de leche. Existe un real problema de desabastecimiento de leche en Venezuela: unos los llaman escasez (oposición), y otros acaparamiento (gobierno). Claro, en las cafeterías y en los restaurantes, pides un café con leche o un marroncito (cortado), y la leche hace ¡chás! y aparece. Pero en los supermercados, uno sólo encuentra el cartelito de "sólo pueden llevarse dos litros por persona". Hay personas de sobra, pero ni un litro. El gobierno culpa a los productores, a quienes acusa de no distribuir la leche a los mercales (mercados estatales donde se venden los productos a precios subvencionados) y quedarse con la producción para venderla en el paralelo. La oposición argumenta que al haber un control de precios que obliga a los productores a vender por debajo de los costes, los empresarios prefieren no producir o exportar. Y en esa partida de ping-pong está la cuestión. Pues bien, ayer el gobierno anunció que liberaba "la leche esterilizada" (UHT), por lo que su venta deja de estar sujeta al control de precios.
Los "mercales" son uno de los inventos de la revolución bolivariana que buscan favorecer la capacidad de compra de los venezolanos con menos recursos. Son mercados públicos donde se venden los productos de la canasta básica a precios muy por debajo de los de cualquier supermercado. Con limitaciones de cantidad, y sujetos a la discrecionalidad del poder público que organiza mercales a gran escala en medio de Caracas, en las grandes ciudades del interior del país o en pueblos del Amazonas. Una política paternalista que, obviamente, alivia el bolsillo de los más necesitados que aguardan largas colas para obtener pollo, café, azúcar, huevos o atún. Pero hay más...
Una parte abundante de la producción destinada a Mercal se desvía por el camino y acaba en las precarias estanterias de los buhoneros (vendedores ambulantes) del centro de Caracas. Ellos no venden a precio "mercal", si no al paralelo. Por tanto, uno pasea por El Silencio, La Hoyada o Capitolio y ve apiladas bandejas de huevos. En el supermercado debajo de mi casa, hace meses que no hay huevos de gallina. Eso sí, de codorniz puedes comprar los que quieras. Con perdón.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Tragicomedia

La Revolución Bolivariana, y sus ministros, ofrece perlas fabulosas para la crónica política. Aquí va una de ellas. Se agradecen comentarios:

Lara defiende uso de palabra "mierda" como "patrimonio cultural" venezolano

Caracas, 6 dic.- El ministro venezolano de Comunicación, William Lara, afirmó hoy que la palabra "mierda es un patrimonio cultural" del país, y calificó de "pacatos" a quienes han criticado al presidente Hugo Chávez por haberla utilizado en una intervención pública.
Chávez dijo este miércoles en una rueda de prensa con el alto mando militar que la oposición venezolana logró un triunfo de "mierda" este domingo con el rechazo en las urnas de la reforma constitucional que propuso el pasado agosto.
El ministro de Comunicación de Venezuela criticó el "escándalo mediático por el uso de una palabra" que, a su juicio, "algunos pacatos en el uso del lenguaje consideran escatológica".
Lara señaló que quienes han criticado el uso de la palabra "mierda" por parte del jefe del Estado supuestamente "pretenden con ello ver que Chávez utiliza palabras escatológicas y por lo tanto no tiene cultura, o estaba iracundo".
"No es Hugo Chávez el primero en utilizar en público esta palabra, la han usado grandes narradores de la literatura latinoamericana", dijo Lara, quien citó al escritor colombiano y Premio Nobel Gabriel García Márquez.
Recurrió a la lectura de las últimas frases de la novela del García Márquez "El coronel no tiene quien le escriba", que concluye con esa palabra.
"Hay que quitarse los prejuicios, el lenguaje es la creación del pueblo, esa palabra (mierda) es parte del patrimonio cultural de este país (...) es una palabra común, que nuestro pueblo usa a cada rato y Chávez es parte del pueblo, de ahí su autenticidad", concluyó Lara.
El proyecto de Chávez para modificar 69 de los 350 artículos de la Constitución de 1999 fue rechazado el domingo en referendo en una relación de 51 votos a 49, con una abstención del 44,11 por ciento.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Heridas leves

Pero hay más... Los resultados del referendo también suponen una lección y un desafío para la oposición venezolana. Una oposición que llevaba 9 años perdiendo elección tras elección, y cuya única respuesta era acudir a la teoría del fraude: los resultados están amañados, la trampa gobierna el país. Chávez no era respuesta a unas carencias, o unas inmesas lagunas sociales, no: era un enviado diabólico. Algo falso. Esa estrategia "inteligentísima" ha sido la que consiguió que la totalidad de la Asamblea Nacional sea oficialista, porque decidieron no presentarse a las elecciones parlamentarias, desconociendo los resultados. Incluso cuando el ex candidato y gobernador del estado de Zulia, Manuel Rosales, reconocío su derrota en las presidenciales de diciembre de 2006, muchos de los miembros de la oposición le criticaron por reconocer el resultado electoral. ¿Cómo podía reconocer semejante teatro? Y sin embargo, asumió la victoria legítima del presidente Chávez: 63% frente al 37% de la oposición.
La nueva oposición venezolana, lo que se conoce como Bloque del No, ha superado los fosilizados partidos tradicionales (AD, Copei) gracias al movimiento estudiantil, los disidentes de las filas del chavismo (Podemos, Baduel), y líderes opositores que aportan savia nueva, como el alcalde de Chacao. Gente que optó por participar activamente en las elecciones. Eso que llaman "democracia". Les pesa, a algunos, que la vía de las urnas sea válida. Y asombra, porque son algunos de los que se llenan la boca con la vieja palabra de origen griego. La historia cambia con los hombres. Y dura más que ellos. O como vi pintado hoy en una de los muros repletos de lemas y consignas: "Patria, Socialismo y... heridas leves".

martes, 4 de diciembre de 2007

Matemáticas criollas

Votaron cerca 9 millones de venezolanos, de un total de 16 millones de electores censados. Lo que supone una abstención de aproximadamente el 44%. La victoria del No, fue de apenas 125.000 votos. 50, 7% no, 49,29 el sí. Foto final apuradísima. Y el presidente, tras asumir, "por ahora", los resultados, acabó diciendo que a él una victoria así no le hubiese gustado. "Por ahora" es el complemento circunstancial de tiempo utilizado por el presidente cuando dio su golpe de Estado. (Sí, sí, con tanques, fusiles y charreteras). Eso fue en abril de 1992. El "por ahora" tiene en Venezuela unas connotaciones míticas. Una especie de Destino a la caribeña. En bikini y con una cerveza fría. Todavía hay gente celebrando la derrota del sí o la victoria del no. Desde las filas chavistas, la proclama es clara: no ganó el no, perdió el presidente. Sin embargo, uno de los elementos más interesantes, y poco citados, es el de los miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). El partido único impulsado por Chávez como paso ineludible hacia el socialismo del sigtlo XXI, qu conllevaba la disolución inmediata de los partidos que conformaban el bloque oficialista (Podemos, MVR, PPT, Partido Comunista). Todo el mundo debía inscribirse, en el nuevo capítulo de la historia. Hubo quien expresó sus objeciones. "Judas, traidores", fueron algunos de los argumentos esbozados por los dirigentes del PSUV. Todos rojos, del color rojo de los burladeros de las plazas de toros. Lo sorprendente, lo interesante, lo curioso es que el PSUV tiene afiliados a más de 6 millones de militantes. Por el Sí a la Reforma, votaron 4.300.000 electores. ¿Dónde están esos 1.700.000 restantes? ¿Qué opinan? ¿hacia donde miraron el domingo? La respuesta al no está dentro del chavismo. No fuera. Esa bisagra no funcionó. En los próximos meses se verá el porqué.

domingo, 2 de diciembre de 2007

Pirro de Epiro

Y sí, ganó el no. Por apenas 1,4 puntos porcentuales. Victoria "pírrica", dijo el presidente a eso de las dos de la madrugada. Venezuela sigue, y nosotros con ella. Coño, de las primeras veces, que escribo casi, casi en tiempo real... ¡Zzzzzz!

viernes, 30 de noviembre de 2007

Política de la noria

En la feria de la política uno sabe siempre cuando se monta a una atracción, pero no cuando se baja. En Venezuela la gente hace tiempo que se olvidó de dónde está subida. Asume sin asombro su movimiento de noria. Arriba, abajo, arriba. Es decir, sin prestarle más atención que al crecimiento de las uñas de los pies. Hasta que hay que cortarlas. Algo así me acaba de contar el motorizado de la oficina. Es un tipo orondo, color café. Un excelente narrador de chistes, que conduce una vespa verde botella con sus 120 kilos de peso sabiamente distruibuidos: pura física aplicada. Acaba de llegar: grita un saludo al aire: Señoooores! Y prepara un guayoyo, un cafecito filtrado (no hay leche), a cada uno de los que tecleamos. Se sienta, coloca las gafas de sol sobre su frente inmensa. Y explica.
"Vengo obstinado, señores. En la Lecuna (avenida donde preparan la logística del cierre de campaña por el sí en el referéndum del domingo), se me espichó un caucho (pinchó un neumático). La moto espichada no rueda. Allí mismo tuve que reparar el caucho. Sudando mares. Pero lo peor es que estaban probando el sonido para recibir al presidente. Sí, sí, con Chávez, sí. Sí va, la reforma sí, sí va. Así 45 minutos. Vengo obstinado, esa música, las mismas palabras: perforándome las orejas. Todavía tengo la música dentro, y me bailan las orejas. Pero la saben lo peor: coño, sí, que me hizo pensar. Esos 45 minutos me hicieron pensar en lo que era la política".
Un gran tipo, Edgar. Sólo habla para decir cosas importantes. Y cuenta con una de esas barrigas en las que uno rebota. Dos virtudes no muy frecuentes, y no siempre bien ponderadas.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

El congelador

Son más de 2.200 kilómetros de frontera compartida entre Venezuela y Colombia. Una de las fronteras más calientes del planeta donde conviven elementos de las FARC, paramilitares, ejército colombiano, narcotraficantes que se venden al mejor postor, soldados venezolanos, la fantasmal guerrilla bolivariana e indígenas de las etnias wayuu, yanomami, jipis, entre otros. En fin, una divertido coktail para disfrutar al caer la tarde. Todo esto viene a cuento de la reciente "congelación" de las relaciones diplomáticas, dictada por el presidente Chávez, entre ambas repúblicas hermanas liberadas por el egregio Bolívar. Agitación, desconcierto: cruce de acusaciones. "Imperialista, peón del imperio, traidor, mentiroso". Etcétera. Venezuela llama aconsultas a su embajador en Bogotá, Pável Rondón. Colombia mantiene al suyo en Caracas, y le insta a que "permanezca tranquilamente en el país". Frente a la metáfora del congelador, un ex diplomático venezolano de la IV República, señaló que donde se habían metido las relaciones, más bien, era en el horno. Lúcida y acertada réplica.

viernes, 23 de noviembre de 2007

El look de Rex

Aquí me corto el pelo. En plena agitación política, una conversación con el peluquero italiano de dedos como morcillas y habilidad felina. Antes del corte, se pone una prótesis relajante en la mano que aplica sobre el cuero cabelludo y el cuello del cliente. Mientras habla, en su castellano de Sicilia, sobre las asombrosas bondades del rey de España. Luego, te afeita. Pero al estilo de las películas de Scorsese: con navaja y el cliente en posición horizontal. Media hora echando pestes del presidente venezolano, y Rex inclinado sobre uno, eliminando, con delicadeza de violinista, la barba incipiente. Durante el corte de pelo (a tijera como todo artista) se para cada poco, y me pregunta si ya está, si es suficiente. Le digo que no, que siga. Cinco minutos después vuelve a insistir. ¿Listo?. Niego con la cabeza. A los tres minutos, se detiene, y vuelve a consultar."No, si se trata de volver a la peluquería lo más tarde posible", le explico. ¡Ah, entonces, lo que usted quiere es un cambio de look...!

miércoles, 21 de noviembre de 2007

El misterioso caso del Libertador

Me encanta esta fotografía, tomada en Chuspa, litoral central venezolano. Medio tapado por las cajas de patatas fritas, uno de los infinitos retratos del Libertador Bolívar. Pasado y presente. Por cierto, entre las declaraciones del presidente de los últimos días la prensa parece haber pasado por alto una de las más hilarantes: el presidente cree, tras investigar y consultar con expertos, que el Libertador no murió de tuberculosis, como relatan los sesudos estudios históricos. Si no que fue asesinado: a Bolívar lo mataron. Y durante horas expuso en cadena nacional las pesquisas y razonamientos. Es más, instó al fiscal general de la República, a que abra una investigación formal sobre el tema para que salga a luz la verdad sobre el deceso del Libertador. Y es que hay gente que no puede morir, si no es por aviesa mirada ajena.

martes, 20 de noviembre de 2007

Sin maquillaje

Al volver al hotel Roraima a las 3.30 a.m, en Valencia, nos encontramos con esta galante meretriz. Posó con elegancia y sensatez para la cámara, que ya parpadeaba de sueño. Tenía los pechos prietos y la sonrisa dejaba translucir un deje masculino. En el piso de arriba, un Night Club de radiantes neones; en el de abajo, la Arepera "Estrella del Mar", uno de esos lugares en los que gastronomía y fauna urbana se dan la mano. Entre aparatos de aire acondicionado a punto de explotar y que dejan caer el sudor de su mecánica frente en las "reinas pepiadas" y "pelúas" que se devoran sobre las mesas, dos metros más abajo. En fin, Venezuela de madrugada. Sin maquillaje, pero repleta de literatura.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Toros y vacas

El mayor coso taurino del otro lado del charco llamado Atlántico, la plaza de Valencia, a 120 kilómetros de Caracas. En la arena, toros colombianos y un diestro español, Francisco Rivera Ordóñez, de lila y oro. Sorprendentemente, el toro fue indultado por la buena maña del matador de pedigrí. Y el público aplaudió, visiblemente alcoholizado, la decisión del presidente de la plaza. Todos felices: menos los toros, claro. Pero el ámbito bovino en Venezuela, no acaba en las plazas.

Hace trece días un buque con bandera libanesa, el "D.M Spiridon", se hundió en la bahía de Puerto Cabello, costa occidental, con 1.750 vacas a bordo. Murieron, ahogadas, casi todas. Y en estos días las playas de la zona, han comenzado a aparecer los cadáveres de las reses, procedentes de Brasil y valoradas en 1,2 millones de dólares. Según la prensa local, "el buque se hundió parcialmente luego de que las vacas, por razones desconocidas, se desplazaron hacia uno de sus costados haciendo que se escorase a estribor y penetrase agua en la zona de carga". Asombra lo de "razones desconocidas". Sin embargo, los hechos son aplastantes: casi dos mil vacas cuyo destino final eran los asadores criollos, acabaron bajo el agua. ¿Desastre ecológico? Paradojas contemporáneas.

jueves, 15 de noviembre de 2007

La risueña Caracas

Sonríe Caracas, al mediodía. Una céntrica avenida, al otro lado se encuentra la Asamblea Nacional, cuyos remates dorados lanzan destellos del sol de noviembre.

martes, 13 de noviembre de 2007

Derecho de admisión

Pues eso, que el que quiera hielo, que pase por la pollera.

Historias de bar

Esta es la cara que se te queda cuando, al bajar por la mañana, antes de arrancar el volkswagen escarabajo azul metálico con un jugo de parchita en la mano, y el portero del edificio, el Alhelí, te espeta: ¡Viva el Rey de España! Y es que el espectáculo de bareto con sol y sombra en la mano que nos ofreció el monarca el sábado pasado, ha generado las reacciones más inesperadas. Toda la oposición venezolana se alegra (entre hurras) de que, por fin, alguien mandase callar al presidente venezolano. Ellos, que son incapaces de conversar con él. Lo consideran una victoria simbólica.
Mientras, el chavismo se vanagloria de haber sacado de sus casillas a un rey que, en palabras de Cilia Flores, presidenta de la Asamblea Nacional, ha perdido todo su "glamour". Y es que el discurso anticolonialista, aún funciona, y con efectividad. Aunque sea cosa de hace quinientos años. O hace cuatro. Puesto que la complacencia del gobierno de España del señor Aznar en el golpe de 2002, es cierta. No obstante, eso no explica el desboque mental de un presidente (también golpista), cuya verborrea le hace mezclar churras con merinas, y no entender ni la mitad de lo que dice.
También la actitud de Daniel Ortega es para enmarcar, un tipo cuyo sandinismo se rige por pactos con Arnaldo Alemán (uno de los campeones de la corrupción de Centroamérica, una liga muy disputada), apelaciones a Cristo Redentor, relaciones con los cabecillas de la Contra financiada por el imperio yanqui (sí, sí, sus grandes enemigos de la década de los 80), y leyes antiabortistas que invocan a pecados divinos. En fin.

Pero lo grave, lo sorprendente, es la condescendencia peninsular hacia la actitud de un Rey que debe limitarse a leer discursos deliberadamente ambiguos y siderales, felicitar las navidades ante las cámaras desde su mullido sillón de la Zarzuela, saludar a los deportistas campeones entre copitas de Ribera del Duero, sancionar lo que le obliga la Constitución (sí, esa grande e irremplazable), para que finalmente, y si Dios quiere (sin ironías), su figura quede difuminada (galantemente) hasta que pase a la Historia.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Rojo y negro


Ayer, leyendo mientras atardecía en Caracas, me topé con este párrafo delicioso:

"Después del discurso del obispo y de la respuesta del rey, Su Majestad se colocó bajo palio; después se arrodilló, con mucha devoción, en el cojín que había cerca del altar. Los asientos que rodeaban el coro estaban situados encima de dos escalones. Julián se sentó en el último de dichos escalones, a los pies del señor Chélan, casi como un caudatorio cerca de su cardenal, en la Capilla Sixtina de Roma. Hubo un Te Deum, nubes de incienso, un número infinito de descargas de los mosqueteros y artilleros: los aldeanos estaban ebrios de felicidad y de religión. Un día como aquel puede deshacer la obra de cien periódicos jacobinos".
(Rojo y Negro, STENDHAL, Henry Beyle)


jueves, 8 de noviembre de 2007

La Universidad

(Foto: Associated Press/G. Marrero)

Esta escena fue tomada ayer tarde en la escuela de Trabajo Social en la Universidad Central de Venezuela. En unos confusos incidentes, el periodismo recurre a los hechos ciertos: 11 heridos. Tres por bala, cinco politraumatismos y tres por asfixia. Me cuentan que, sin embargo, lo de ahora no es nada, o es poco, comparado con lo que ocurría en los ochenta. Los jueves, me relatan testigos presenciales de los que vendían por aquel entonces pañuelos mojados en vinagre para evitar los efectos de los gases lacrimógenos, eran los días oficiales de disturbios y enfrentamientos con la policía. Así como uno tenía pautada su asignatura, tenía incluido su encuentro semanal con las fuerzas de orden público. La Universidad como espacio de debate, de confrontación de ideas. Finalmente, así es como se dirime quien tiene razón: sociología del palo más largo.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Símbolos

Las arepas, símbolo nacional. En segundo término, una "peluda" (pelúa): carne mechada con queso amarillo. En primer plano, una "reina pepiada": aguacate con pollo embadurnado en mayonesa. Dos clásicos de la noche caraqueña.

martes, 6 de noviembre de 2007

El rumbo de la rumba

Pero en Venezuela, además de rumbo, también hay rumba. Y el socialismo no está reñido con la electrónica, y con la caña, que es como aquí denominan al bebercio, y el hierro, que es como llaman a las pistolas. Noticia del moderadamente oficialisa, Últimas Noticias, ayer lunes:

"Entre la 1 y 2 de la madrugada, la movida electrónica que tenía como protagonista al famoso DJ Carl Cox, tuvo que silenciar sus mezclas para que el ruido de las balas le pusiera un toque sangrientto al asunto. Eran dos bandas rivales que se toparon entre el gentío. (...) Una balacera qur tuvo su saldo rojo de cuatro muertos y cinco heridos.
Yo vi a varias personas disparando y en eso sentí un calambrazo en la pierna. Me habían herido. No pudieron auxiliarnos porque todos trataban de salir, relató un muchacho herido. Era una fiesta bien organizada. Costaba 150 mil y 300 mil bs. las entradas. Había full seguridad; en la puerta nos preguntaban si consumíamos drogas o no."

viernes, 2 de noviembre de 2007

Rumbos

En apenas un mes, el próximo 2 de diciembre, será sometida a consulta popular la reforma constitucional presentada por el presidente venezolano, Hugo Chávez. Una reforma que llevará a Venezuela hacia un sistema socialista, como no se cansa de recalcar Chávez. Ayer se produjo en Caracas otra de las grandes marchas roja rojitas que se dan de vez en cuando en la capital venezolana. Una marea roja atronadora con miles de bafles vomitando decibelios por todos lados. Salsa, reggaeton, merengue, rock... Todo al servicio de la revolución. Caracas amaneció roja y repleta de una inmensa flota de autobuses en los que vinieron los simpatizantes de todo el país: Guárico, Trujillo, Cojedes, Bolívar... Las marchas son espectaculares y disciplinadas, y muy, muy divertidas. El teatro de la revolución tiene algunos de los mejores intérpretes dramáticos.

Todo está planificado, hasta el desfile final del líder en la avenida Bolívar, aclamado por la multitud. Dicen que fue menor de las convocadas en otras ocasiones, pero lo cierto es que estaba ful. Y es que la billetera está que revienta, echa humo, con el precio del barril de crudo venezolano por encima de los 83 dólares. Lo que calma cualquier ansiedad, sobre todo si el gobierno ha basado sus presupuestos en 35 dólares el barril. Así se calculan las cuentas nacionales: aritmética revolucionaria.

La reforma afecta 69 de los 350 artículos de la Carta Magna de 1999 (también promovida por Chávez): 33 introducidos por el presidente, y 36 de la Asamblea (toda oficialista). Los más destacados: posibilidad de reeleción indefinida del presidente; el Banco Central pierda autonomía y pasa a ser controlado directamente por el presidente; nueva organización territorial; nuevas formas de propiedad, como la comunal y la popular, además de la pública y la privada; en caso de estado de excepción, que promulgará por tiempo indefinido el gobierno, suspensión del derecho de información y de las garantías jurídicas en cuanto al debido proceso...

jueves, 1 de noviembre de 2007

La cama

La cama, a pie del Auyantepui. Y José Mato, guía pemón, preparando la hamaca y los chinchorros. Sin luz, ni agua. Sólo un techo de uralita por la lluvia, una mosquitera que parecía un colador, y unas brasas para asar pollos. Algo de ron para calentar el gaznate ante la fría noche de la jungla. Y el rumor colosal del Salto del Ángel. Al amanecer, el inmenso tepuy aparece cubierto de nubes. Poco después, se despeja la vista y aparece la caída de agua. Mudo, uno desayuna masticando las nubes. Y cada poco gira la cabeza, hacia la mandíbula gigante que vierte agua sin pensar en el tiempo de los hombres.

José Mato tiene un hijo. Pemón, claro. Le pregunto el nombre. "Angel Falls", responde, orgulloso, "como el Salto del Angel, pero en inglés". Caminando, nos decía: "Cuidado, ahí va la hormiga 24 horas. El dolor de su picadura dura un día". Masticando termitas, continuaba: "Atentos a la culebra doce pasos, no sé cómo la llaman ustedes, si caminas doce pasos tras su mordedura, mueres. Quédense quietos. Y que alguien los lleve a hombros. Los pasos transportan el veneno en la sangre hasta el corazón". No probé termitas, pero José Mato, hablaba maravillas de las termitas que uno se come sin masticar: "Acaban muriendo por los ácidos estomacales, pero la sensación de tener las termitas caminando por el interior de uno... ¡brrrrrrrr!" Y se ponía a vibrar como si una lavadora lo estuviese centrifugando. "A nosotros nos gusta esa sensación".

martes, 30 de octubre de 2007

Volando vamos

Así iba el piloto, Marcos García, mientras sobrevolaba la Gran Sabana venezolana: leyendo el periódico. Una avioneta de cinco plazas, con una brújula y un gps. Los auriculares eran semejantes a los de mi primer walkman, allá por los finales de década de los 80. Un vuelo plácido, de hora y cuarto, desde Ciudad Bolívar hasta el aeropuerto de Canaima. Tratamos de convencerle para que nos diese unas pasadas en avioneta por el Salto del Ángel, pero el regateo no surtió efecto. Y eso que la plata del sobrevuelo, va íntegra a su bolsillo. 5.000 pies más abajo, la inmensidad de la sabana venezolana. El enorme embalse del Guri, el río Orinoco culebreando como una anaconda gigante, el negro Caroní y al fondo los tepuyes en los que se basó el papá de Sherlock Holmes para ubicar su novela "El mundo perdido".

El titular de El Progreso, de Ciudad Bolívar, rezaba: Chávez acusó a Bush de estar al borde del manicomio. Periodismo criollo, política criolla, aviación criolla.

lunes, 29 de octubre de 2007

Cae el agua

Ocho horas en autobús, una hora en avioneta, cuatro en curiara (barca) y una caminando una empinanada senda repleta de raíces, y llegas al Salto del Ángel, o Kerepakupai-merú ("caída de agua hasta el sitio más profundo"), en pemón. Es la mayor caída de agua del mundo, 979 metros, y debe su nombre a un aviador y buscador de oro y diamantes, Jimmy Angel, que aterrizó en la cima en 1937. Al aterrizar, Angel incustró el avión en el suelo, de modo que tuvo que bajar caminando: 7 días se tarda en bajar, según los indígenas pemones, que son quienes actúan como guías en la zona.

El Parque de Canaima, donde se encuentra el salto, es una ensoñación. El agua de los ríos es de color ron debido a los minerales y está plagado de tepuys (montañas de cima aplanada) rodeadas por coronas de nubes, que vierten agua por todos lados. El verde es una manera de mirar, y el sol, a mediodía, rasca la piel como un cincel invisible. El agua es fresca, y según los pemones, es potable. Los mosquitos van y vienen. Todos, absolutamente todos, los que lo visitan no pueden evitar ensimismarse durante algunos minutos al contemplar la grandiosidad inmutable de la naturaleza. Después están los saltos de agua del Sapo, Sapito y Hacha. Uno puede transitar tras la cortina de agua. Un tromba de agua de potencia asombrosa. Allí es donde un entiende sobre el terreno las posibilidades de la hidroeléctrica. Al traspasar la caída del agua, se percibe sobre los hombros la fuerza inapelable del agua. El estruendo es ensordecedor, y uno tarda en encontrar las palabras para narrar lo que se percibe metido en semejante marabunta. Acojona, amigos, acojona.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Guía de negocios

Diez negocios con presente (y futuro) en Venezuela, para empresarios interesados en invertir en el socialismo del siglo XXI:

1) Helados.
2) Aparcamientos.
3) Clínicas de cirugía estética.
4) Hielo.
5) Tv por cable.
6) Vigilantes privados.
7) Licorerías.
8) Caucheras (garajes de reparación de neumáticos).
9) Empresarios textiles con especialización en tintes colorados.
10) Historiadores.

martes, 23 de octubre de 2007

Roqueando

Hay modos de disfrutar una cerveza. Uno, el clásico, es bebiéndola. Otro, es utilizándola como sostén de un gorro de paja que quiere alzar el vuelo. La instántanea (obra de un barbudo castellano) está tomada en la calle principal de Los Roques, un archipiélago al norte de la costa venezolana. La calle te lleva desde el aeropuerto a la plaza Bolívar: 300 metros. Un paraíso en el que se vive a lomos de catamarán. Es caro como un puñal en el pecho, y sorprendentemente blanco. La luz es blanquísima. La arena también. Andas con los ojos entornados constantemente por la claridad hiriente del Caribe. Casas-isla de nombres fruto de una evolución delirante: Madrisquí, Francisquí, Nordisquí. Tiene una estructura de atolón característica de las islas del Pacífico, lo que la hace única en el Caribe. La tranquilidad de los roqueños es proverbial. Y es lógico: el placer de la vida en horizontal. En medio del Caribe, sobresale una pequeña lengua de arena. Apenas 20 metros. Y en ella, clavadas, una decena de tumbonas y sombrillas. Algo así como la conquista del espacio, por los tour-operadores.

viernes, 19 de octubre de 2007

¡Caracas!

La avenida Bolívar, claro, de Caracas. Arteria central de la capital venezolana. Caracas, con su peinado habitual, atascada de carros a motor de explosión. La ciudad está que arde. Puro humo, que decía Cabrera Infante.

jueves, 18 de octubre de 2007

El espejo convexo

Hurgando entre las fotos que se me acumulan en la cabeza, me topo con esta estupenda estampa venezolana. Y me quedo un rato mirándola. Venezuela siempre se mira en un espejo convexo, para adaptarse al perfil de la barriga inmensa que puebla sus calles y playas. La barriga como opción estética, como principio moral. Venezuela es una gran barriga. Literalmente, sin ínfulas metafóricas.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Manuel Primicia

Los prados de la Argentina. En la región de Traslasierra, cuatro horas en autobús al oeste de Córdoba. En Córdoba capital, hay un curioso sistema de especialización del sector transporte. Los autobuses sólo los pueden conducir hombres. Ante semejante criterio genérico, las mujeres protestaron, y con razón. Pero llegaron a un extraño acuerdo. Se crearía un sistema de trolebuses, traídos de la extinta Unión Soviética. Los trolebuses sólo pueden ser conducidos por mujeres. Jamás verás a un hombre al volante de un trolebús, ni a una mujer conduciendo un autobús. Las normas son las normas. ¿No sería más sencillo, en aras de romper el machismo que asocia virilidad a motor de explosión, permitir que autobuses y trolebuses sean conducidos indistintamente por hombre o mujeres?, pregunto mientras saboreo una Quilmes. "No, no, me decían las cordobesas con quienes lo comenté. Así está bien". Caminos extraños para llegar a la igualdad.

En la sierra, la vida fluye sencilla y fresca como un arroyo de montaña. No pudimos cabalgar, porque todos los caballos del pueblo (que se llamaba, como en los cuentos, La Población) estaban ocupados en guiar a las reses a las tierras de pasto en la falda de las montañas. Y sufrimos un curioso episodio de ataque de abejas, que acabó, afortunadamente, sin consecuencias. El sol caía plano, y la nariz enrojecía con la brisa serrana. De regreso, a la estación de autobús (con hombre al volante, claro), tuve una de las mejores conversaciones sobre fútbol que recuerde con un taxista cordobés de nombre periodístico, Manuel Primicia, hincha de Boca. Argumentos serios y razonados, respeto por el juego y pragmatismo en las botas.En el maletero, llevaba una red con balones reglamentarios. Según me narró, el invento de la vávula para hinchar los balones se produjo en Córdoba, en la década de 1930. Esa fue la primicia de Manuel Primicia.

martes, 16 de octubre de 2007

Pura literatura

Buenos Aires es un género literario. Y uno lo vive tal cual, esquivando las letras, los signos de puntuación y las esculturas (de Borges, de Cortázar, de Arlt), mientras camina por las hermosas calles de Palermo, San Telmo o Caballito. No he visto en ningún lugar que sufra una crisis económica como la argentina, tal cantidad de librerías. En Buenos Aires y en Córdoba. En la semana que anduve holgazaneando con curiosidad por la Argentina, se discutía el problema de los altos precios de los tomates. Un kilo de tomates: 15 pesos/ casi 4 euros. Me compré varios libros en Argentina por ese precio. El que más me asombró: "El invencible", del polaco Stanislaw Lem. Una elegante muestra de ciencia ficción de carácter filosófico. Soles magentas, atardeceres verduzcos, estrellas rojas y montañas oblongas. Y, de repente, en un paseo por Córdoba, me encuentro con la sede del Partido Intransigente. Tal cual: Partido Intransigente. ¡Coño! ¡Cómo se puede ser el Partido Intransigente (PI). Si la política es el arte de las concesiones y las negociaciones, qué lugar ocupa el PI. Me gustaba el planteamiento. Entro en la sede, acompañado por una encantadora amiga argentina de filiación zurda. Asombrado, veo una gran bandera argentina y una foto del Ché. A continuación, un affiche en el que solicitan el voto para Cristina Fernández de Kirchner. "Para profundizar con el cambio". Ah, pensé que era cierto, así también soy yo intransigente.

Pd1) Ayer, en Caracas, charlando con un amigo periodista brasileño, le explico mi sorpresa ante la cantidad de librerías vistas en Argentina. Y me responde, socarrón: "No es que haya muchas allá, es que tu fuiste desde Caracas..."
Pd2) El otro día, también en Caracas, un compañero de trabajo me narra los saqueos del Caracazo de 1989, que acabó con miles de muertos (cifra aproximada, claro), y que tuvo a la ciudad fuera de control durante cuatro días. "¿Sabes cuáles fueron las únicas tiendas que no sufrieron saqueos?", me pregunta. "¡?!", digo. "Las librerías, chamo, las librerías. Los comercios más seguros.", y se ríe.

lunes, 15 de octubre de 2007

¡Ché, el baño!

Aquí cagaba, de joven, Ernesto Guevara de la Serna, el "Ché" . Se encuentra en Altagracia, un pequeño pueblo en la provincia de Córdoba, a 800 kilómetros al oeste de Buenos Aires. Se trata de la Casa Museo del Ché Guevara, allí donde sus padres se trasladaron para calmar los ataques de asma del futuro revolucionario. Es un museo modesto y sencillo. Lo más interesante: las cartas del Ché a sus esposas, a sus padres o a Fidel, desvinculándose del gobierno cubano. También hay numerosas fotografías del Ché con diversas personalidades, y su barba ubicua en variados paisajes.. Sus dos motocicletas, sus palos de golf (le encantaba) y alguna de sus pipas. Sin embargo, lo que más me llamó la atención fue el cartelito del cuarto de baño. "Este BAÑO forma parte del Museo. NO USAR. Gracias". Y es que daban ganas, con la puerta entreabierta, de aliviarse a mitad del recorrido. En cualquier caso, dudo que ese modelo fuese el del Ché, en los años 30 del pasado siglo. Pero ya se sabe que la mitología endulza las circunstanciales penalidades históricas. La casa, muy bonita, está emplazada en el barrio residencial de Altagracia, una inmensa manzana de casas unifamiliares donde, el lunes a la mañana cuando lo visitaba, se disfrutaba de una tranquilidad lluviosa que me inclinaría a calificar de burguesa. Con todos los respetos revolucionarios, claro.

jueves, 11 de octubre de 2007

Delanteros balompédicos

Este tipo se presenta a senador, en la lista del conservador Macri, actual alcalde de Buenos Aires, y presidente del Boca Juniors. Lo que no es un pleonasmo, aunque lo pareciera. El apellido lo vincula directamente con el pueblo que vive en las faldas del monte Ararat: los armenios. Hay un montón de armenios en Argentina, la segunda comunidad de armenios más grande, (al margen de la de Armenia, claro). La foto me llamó poderosamente la atención. La estética retrotrae a los 80, en la época en la que multitud de delanteros de fútbol argentinos se trasladaba a España a jugar en Primera Divisón. Tenían técnica y garra. Siempre aparecían con el mismo aspecto: pelo desgreñado, barba rasurada antes de volar a España, bigotes medievales y espíritu malandro en el campo. El rostro del candidato a senador Carlos Melconian me devolvió a mi infancia entre cromos de fútbol. E imaginé que, quizá, su publicista podría haberle puesto (con photoshop, obvio) un balón de fútbol, como si lo rematase de cabeza, que llevara sobre escrito la palabra corrupción. Ganará Cristina, no obstante, nadie lo dudaba en la Argentina...

En Venezuela un tipo así no podría presentarse nunca a la Asamblea. En Venezuela apenas hay armenios, y los que hay se afeitan para sacase su foto de candidato electoral. En Caracas, el fútbol es imperialista, y el béisbol es una metáfora "acervezada" de la vida. En Buenos Aires, se multa a los autobuseros que se saltan los semáforos en rojo, en Caracas se urge a los autobuseros a que hagan caso omiso a los discos en rojo. Y así sucesivamente.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Argentina


Buenos Aires, a la mañana. Lo primero son los kioscos. El rostro impreso de la ciudad. Diez días viajando por Argentina. Buenos Aires es Europa, me dijeron en el aeropuerto. Es más que eso, es una revista de moda europea. Los atuendos, los gestos, el maquillaje. Es sorprendente eso de viajar al sur para ir a Europa, y lo es más viajar al sur para encontrar frío. El hemisferio sur, lo llaman. Y es cierto, el remolino de los váteres en vez de ser de derecha a izquierda, es a la inversa: izquierda a derecha. Cosas del otro lado del ecuador. Pero Buenos Aires, y Argentina, funcionan. El tráfico es ordenado, los autobuses emiten un pitido similar al que oculta los (fuck) en las teleseries norteamericanas para indicar al conductor que ha sobrepasado la velocidad máxima (90 kilómetros por hora), y en las noticias hablan de violencia callejera por tirar piedras a los autobuses....

¿Tiene sentido compararla a Venezuela, país que compra la deuda argentina que nadie quiere a precios de abuelo con su nieto y que ofrece que se lo paguen en vacas preñadas? En los próximos días me dedicaré a ello.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

La luz y el tiempo

La revolución alegre, como no se cansan de denominarla los sesudos analistas de este y del otro lado del charco, incluye el cambio de bombillos energéticos. También el cambio de hora, aunque un hermano (presidente) y otro hermano (ministro), no se aclaren si las manecillas deben retroceder o avanzar. Será media hora, a partir de octubre: a las 7 am, serán las 7.30 am. El argumento de fondo es que los seres humanos funcionan mejor si se levantan cuando ya es de día y no cuando aún las sombras dominan la ciudad. Probablemente sea cierto. Según me comentaba un taxista, fuente periodísticas por antonomasia, ya en 1964 se adelantó el reloj, también media hora. Lo que demuestra una verdad aplastantemente sencilla: el presidente no será el último. Incluso el tiempo es susceptible de ser modificado por la mano del hombre. No es poco decirle al sol cuando debe salir. Metafóricamente hablando, claro.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Llaneza andina

Tras el descenso de los altos Páramos en los que las autoridades venezolanas andan tratando de introducir cóndores procedentes de Chile, se regresa a la capital merideña. Mérida vive del turismo de montaña y de la Universidad de los Andes (ULA), fundada en 1806 por los conquistadores españoles. Los estudiantes pasean arriba y abajo. La ciudad de Mérida está hecha a base de escuadra y cartabón: avenidas verticales que cruzan las calles horizontales. Un tiralíneas que también afecta a la mentalidad. Mérida no tiene nada que ver con Caracas. En Mérida, uno puede redescubrir, también, el silencio, y el aire puro. Los merideños son más calmados, más educados y hablan un español suave y preciso que deslumbra. Sin embargo, la educación, en ocasiones, se toca con un relativismo delirante. Un taxista, ante las preguntas acerca del sabor queso ahumado típico de la zona, de si llovía mucho en la región o de si las truchas son fáciles de pescar, respondía invariablemente: "Pues mire, sobre ese tema le iba a hablar yo ahora mismo, en ese orden de cosas, dependen mucho de la persona, del cristal con el que se mire, como dicen, hay algunos que de aseguran que sí (las truchas), mientras que otros les parece más dificultoso; sobre la lluvia yo le diría que creo que llueve lo normal y el queso a unos les parece muy salado y se deleitan mientras que otros lo encuentran falto de sabor, en fin, ya sabe usted lo diversas que son las personas". Lo cierto es que los merideños caminan con tranquilidad (que no mansedumbre) por la vida, y le aplican un distanciado sentido del humor que pareciera, a veces, de tan alejado, que ni siquiera les pertenece. Y entonces la ironía se queda vagando sola por las bonitas calles de casas bajas del centro de la ciudad, aguardando oyente.

domingo, 23 de septiembre de 2007

El frío del Caribe

El exrañamiento de escribir desde un hotel, en una habitación rectangular. Tras descubrir el frío en Venezuela. En Mérida, capital de los Andes venezolanos, a 1.800 metros, el frío todavía es fresco, pero en los Páramos (la fotografía) el frío y la falta de oxígeno son una certeza. Camino del Pico de las Águilas, a 4.100 metros de altitud, el cuerpo tarda un tiempo en asimilar el aire, y las bocanadas son más profundas y prolongadas: como un pez fuera del agua. Según los expertos, las personas que viven en estas condiciones tienen un corazón un 20 por ciento más grande que aquellos que somos de playa. Casi había olvidado el frío: y jode. Apenas un jersecito, y un queso ahumado como alimento en la cumbre. El Pico las Águilas conecta el estado de Mérida con el estado de Trujillo y el de Barinas. La carretera transandina. Bolívar, que murió con un callo de cuatro centímetros en el culo por sus 125.000 kilómetros a caballo, cruzó estas montañas varias veces. (Mi más sincera admiración: a él y a los historiadores que se encargaron de documentarlo).
En los Páramos, no hay vegetación, apenas unas plantas llamadas frailejones, que no se comen pero desprenden un aroma delicado. En esta zona se encuentran los bosques más altos del mundo, a 3.400 metros, y en las lagunas creadas por los glaciares andinos, nadan las truchas típicas de la región. Casi todos los lugares, comienzan por Mucu (Mucubují, Mucuchíes, Mucurute), que era el apelativo de los indios de la zona al dios Sol. Lógico, el frío acojona, y recurres al Sol.
En el descenso, ante el paisaje desolado por los vientos gélidos que se enfrentan en las cumbres andinas, una pintada en la parte de atrás de un cartel me deja anonadado: "Bel, creo en tu amor como creo en Dios". Y me imagino al enamorado aterido de frío con el spray en las manos, escribiendo apresurado por los nervios. Quizá, divago, sea uno de los estudiantes del seminario frente a mi hotel.

martes, 18 de septiembre de 2007

En procesión

Así discurre la procesión de la Virgen del Valle en Todasana. Al calor de la mañana, entre botellas de ron y de aguardiente. En bikinis y en trikinis. Con gafas de sol y gorras. ¡Ay de las procesiones pacatas y flageladoras de Castilla la Vieja! La música la ponen los hombres del pueblo que golpean en trance unos tambores que probablemente llegaron del río en el que Conrad narró su Corazón de las Tinieblas. África a dos horas de Caracas. El sincretismo religioso llevado hasta el bar. Que las monjas sigan haciendo galletitas para el café en la meseta castellana, que aquí se honra al de arriba con el ombligo al aire. Apenas 300 metros hasta la playa, una hora de camino. Bailes con los que aplacar la ira de los ángeles rubicundos, de mofletes colorados por el licor. Y después un misterioso bote recoge a la Virgen, y la lleva mar adentro, donde oran los labios con sabor a sal de las procesionarias...

lunes, 17 de septiembre de 2007

Puntos de vista


Carros, arena y bañadores. Bañadores, carros y arena. En Venezuela, los carros entran al mar. Les encanta aparcar con las olas lamiendo los neumáticos. Abren el maletero y mueven la rosca del volumen hasta que los altavoces vibran. Reggaeton y salsa brava, para que bailen los peces, los crustáceos y los bañistas. La playa de Punta Arenas, en la costa oeste de isla Margarita. Lo que más abundaba eran las moscas.

jueves, 13 de septiembre de 2007

La verdad

Esta es la entrada al Museo de la Verdad. También en Todasana. La verdad, toda la verdad, a cargo de Luis Kafella, el artista. El artista te recibe ataviado con una túnica blanca translúcida, tras la que se vislumbra el calzoncillo azul noche. Tiene un báculo tallado en madera que finaliza en un zapato de tacón. Habla sin parar acerca de la verdad del arte, que se encuentra en su museo: un humilde almacén atiborrado de piezas de lo más variadas. Algunas de una excesiva rudeza, pero otras compuestas de metáforas directas y efectivas, como la del beisbolero criollo que se debate entre la pelota y la arepa. Kafella critica los vicios de la sociedad contemporánea, mientras se pregunta en alto por qué Caracas está llena de escaleras mecánicas que no funcionan. En su museo de la Verdad se explican todas las obras gratuitamente por parte del propio artista quien sigue al visitante y le conmina a preguntar por el significado. "Otros, en los museos, esconden el significado; yo lo explico, lo expongo. El arte debe clarificar", dice.
No vende sus obras, no cobra entrada. Y ofrece un café negro hecho por su mujer, también conocida como la asistenta del artista. El calor en Todasana es asfixiante, y la gente vive en las sombras. Kafella, a la tarde, se recuesta en unos cojines en la puerta del museo de la Verdad con la barriga venezolana al aire y charla amigablemente con sus hijas y otros niños del pueblo. Es de los pocos blancos de Todasana. Todos le conocen. Desde kilómetros antes de llegar al pueblo, a lo largo de la la hermosa costa del estado Vargas, el viajero puede ver pintado a brochazos en varias piedras de la cuneta de la carretera el anuncio: "Welcome to the Truth´s Museum. Behind the church, in Todasana". Y allí está, efectivamente, tras la iglesia: el Museo de la Verdad.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Clásicos venezolanos

Este es otro de los clásicos venezolano. La instantánea está tomada en la playa de Todasana, un pequeño pueblo en la región de Barlovento, al este de Caracas. En las playas venezolanas abundan estas escenas asombrosas: el padre, el tío, el novio, el amante, el abuelo, el amigo, cámara en mano se dispone a fotografiar los encantos de su hija, sobrina, novia, amante, nieta, amiga. Las venezolanas parecen tener un resorte innato ante los objetivos fotográficos. En cuando se desenfunda la cámara, la muchacha adopta las poses de modelado que triunaron en los ochenta. La rodilla ligeramente flexionada, el rostro en tres cuartos, el mentón alzado, y el pecho en escorzo. Normalmente, este ritual criollo se realiza en la playa: bajo el abrasador sol caribeño. Justo antes de la instantánea, se dan un chapuzón para aprovechar el brillo salado del agua marina en la piel. Todas ponen caras de muñequita barbie, todos ponen caras de reporteros gráficos consumados. El ritual dura unos minutos: el fotógrafo aconseja, prueba varias tomas, ordena cambios en el modelaje. La modelo obedece. El observador extranjero tarda unos segundos en cerrar la boca. La naturalidad de la puesta en escena es sorprendente. La pregunta que me asalta es: ¿cuándo empiezan? ¿quién enseña? ¿por qué? ¿para quien son las fotos? Interrogantes al aire.

viernes, 7 de septiembre de 2007

La forma y el fondo

Caracas, desde el alto del Monte Ávila. Camino de Galipán, un pueblecito que se esconde al otro lado del Ávila, donde viven 350 familias ajenas al avispero de Caracas. Son más de 2.000 metros de altura, y la subida en carro sólo está permitida con 4 por 4. Pendientes por las que el coche más que subir, escala. En Galipán hace un agradable fresquito, y se venden deliciosas mermeladas. Galipán seguirá siendo Galipán. Caracas, quizá no.
Y es que el presidente venezolano se despertó el otro día con la idea de que Caracas debía cambiar de nombre. Es más fácil cambiar los nombres de las cosas que las cosas en sí. (Es un axioma fundamental en estrategia política). Ahora será, o así consta en la propuesta de reforma constitucional que caldeará el ambiente político hasta que sea votada en diciembre, Caracas Cuna de Bolívar. Se pudo ir más lejos, pues llegó a proponer el cambio completo a Reina Guaraira Repano ("Nido de abejas", o "Lugar de dantas", según versiones), tal y como los indígenas bautizaron el Ávila . Sin embargo, el comandante, pocos días después, dio marcha atrás, y argumentó que había recibido quejas porque tal nombre aludía a una supuesta monarquía. "Si esa palabra es inconveniente, se modifica. No tengo problema. Lo importante es el fondo, no la forma". Lo que no se puede cambiar es que Caracas continuará estando en su sitio: desembarcas en La Guaira, rodeas el Monte Ávila, y allá está, como una alargada salchicha de expansión vírica: Santiago León de Caracas.

En fin, paradojas que recogemos a orillas del Caribe.

jueves, 6 de septiembre de 2007

En venta

Eso es. Uno se tiene que ir al otro mundo bien vestido, por dentro. Buen negocio, lástima que se hayan borrado las últimas cifras del celular. El cartel se encontraba pegado en una de las cabinas telefónicas del boulevard de Sabana Grande, antes conocido como avenida Abraham Lincoln.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Reflexiones líquidas

Los jugos de frutas son una de las grandes atracciones de Venezuela. Por variedad y calidad. Más aún que las arepas, que los venezolanos no se cansan de elogiar con su esmerada exageración. Uno puede tomarse tres jugos en un día, pero jamás tres arepas. Otro día hablo de las arepas. Entre los jugos y las arepas se dirime buena parte de la la identidad cultural venezolana. Me centro en la imagen tomada en el Budare, de Chacao. Cuatro jugos de frutas, de izquierda a derecha: 1) mora, 2) sandía (aquí llamada "patilla"), 3) piña, 4) durazno (algo así como el cruce de un melocotón con una manzana). Los jugos dan que pensar, estimulan el cerebro casi tanto como las papilas gustativas. Hoy me dejaré caer levemente por la ladera de la reflexión filosófica líquida de índole frutícola. Comentaré brevemente los que más me gustan.
1) Parchita (maracuyá): el rey de los jugos para los recién llegados. Sorprende por la curiosa mezcla de acidez y dulzura. Arranca en un primer momento como un cítrico para, en el último instante, dejarnos arrebatados con un estallido de dulzura que deslumbra el paladar. Conviene, por su componente sorpresa, no abusar de él. El paladar tiene que olvidar ese brusco y delicioso contraste para disfrutarlo en tus totalidad.
2) Patilla: Aquí las patillas son alargadas, oblongas. No he visto una sola sandía/patilla redonda en Venezuela. Es fresco, dulce, y con mucha agua. Ideal para las mañanas ratoneras, tras la abundancia nocturna de cervezas. También recomendable para acompañar a las arepas. Jugo de primera o última hora, esquiva el mediodía.
3) Durazno: El jugo de la merienda. Alimenta por su densidad y abundancia de restos de la fruta. No está bien filtrado, y esa es su grandeza. Más que tragarlo, se mastica. Dos suponen una considerable panzada. Parece menos sabroso, pero a última hora desvela su elegante vinculación melocotonera.
4) Conejo (naranja+zanahoria): El jugo energético por excelencia. Pura inyección de vitamina C. Despierta al cuerpo con una bofetada de vitalidad. Debe de ser la conexión naranja. La zanahoria rebaja la potencia extrema de las naranjas tropicales (ligeramente más amargas que las mediterráneas). Es desconcertante por su sencillez.
5) Piña: Un clásico que en Venezuela adquiere matices propios. También basa su encanto en el deficiente filtrado. No está bien colado, y no debe colarse perfectamente. Es delicado, y ataca directamente la sed. El jugo playero: arena, mar y piña. Recuerdo que en Guatemala, el año que se cayeron dos torres idénticas, los campesinos te vendían las piñas abiertas a machetazos como sustituto del agua, que era imbebible. Uno bebía las piñas. En Venezuela, el sistema es más sofisticado, pero el objetivo es el mismo. El mejor líquido.

martes, 4 de septiembre de 2007

El ministerio

El Ministerio de Interior y Justicia de Venezuela, en plena avenida Baralt, por donde rugen las camionetas de más de tres décadas de vida que conforman el sistema de transporte público de Caracas. Las camionetas, además, colaboran en otorgar al centro de Caracas un aire ligeramente ennegrecido, que recuerda a la revolución industrial de la Europa del siglo XIX. Claro, seis y ocho cilindros escupiendo humo de motores alimentados con gasolinas a 2.500 bolívares (0,50 euros) el tanque. Ayer llené el depósito de mi escarabajo azul: 1.500 bolívares. La sorpresa energética todavía dispara en mi cerebro enmohecido salvas pequeñoburguesas.
En el ministerio, todo es relativo. Igualmente, su ministro: el ínclito Pedro Carreño. Quien señalase que los decodificadores de tv por cable contenían cámaras espías "made in el imperio", quien señalase que Vladimir Montesinos, el truhán comparsa del nipón andino, Alberto Fujimori, no sólo "no está escondido en Venezuela si no que está muerto" y fue detenido a las pocas semanas en Caracas; para quien el que detengan en Buenos Aires a una persona invitada a viajar en un vuelo privado de la petrolera estatal venezolana PDVSA con 800.000 dólares en metálico en un maletín es algo "normal que sucede todos los días en todo el mundo". Y así sucesivamente.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Dos barrios

El sábado pasado me di una vuelta en mi Volkswagen escarabajo azul de 1973 por los barrios de la Pastora y el 23 de Enero de Caracas. La Pastora es un antiguo barrio colonial que desemboca en el Camino de los Españoles, el antiguo trayecto que comunicaba Caracas con el puerto de La Guaira. Hoy en día es un barrio deslucido y desvencijado que, sin embargo, cuenta con hermosas casass bajas pintadas, hace mucho tiempo, de colores. Está en lo alto de una loma, y sus estrechas calles casi se llevan las esquinas curvas de mi carro alemán. Desde lo alto de la Pastora, se ve todo el oeste caraqueño, con los barrios inexcrutables a los que mi acompañante no me dejó adentrarme. Era media tarde, y todo el mundo estaba en la calle, de pie o sentados, tomando sus cervecitas y rones. Incluso vi a un tipo, roedado por cuatro amigos, bajo un toldo precario, jugar con una mesa de mezclas de la que brotaba una música demoledora. El pinchadiscos y los suyos bailaban en órbita, en medio de un vertedero por el que se había improvisado una avenida. La banda sonora apocalíptica de un paraje que, tiempo ha, fue idílico. Aquí vivían familias de mantuanos (las grandes familias terratenientes de Caracas, descendientes de los españoles enriquecidos con el "comercio" con las Indias Occidentales).
El 23 de Enero se encuentra al otro lado de la autopista que divide en dos a Caracas, en el cerro de enfrente. Fue construído por el general y dictador venezolano Pérez Jiménez. Desde el aeropuerto se ven dos grandes anuncios sobre sendos bloques del 23 de enero: 1) Rumbo al socialismo bolivariano 2) Toyota, avanzamos juntos. Una buena metáfora de la Venezuela bolivariana.
Son 52 bloques de edificios gigantescos, de aspecto soviético pero con un excelente diseño urbanístico (disciplina ausente en la capital venezolana). Es el corazón del chavismo caraqueño. Aquí viene a votar el presidente Hugo Chávez, como si habitase en la zona. Es un lugar peligroso, dicen, algo que la prensa venezolana certifica en sus páginas de sucesos todos los días. Mi acompañante me llevó a comprar una botella de la mejor "guarapita" (aguardiante de fabricación casera aderezado con jugos naturales) a una casa enrejada. 10.000 bolívares, 2 euros. De color rojo sangre. Ahí lo tengo, guardado en la nevera, esperando la visita adecuada.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Animales que no caminan

Es sorprendente comprobar que quien sostiene el cartel de una pescadería es una cabra. Las cabras pululan por los lugares más inhóspitos de Venezuela. En la isla Margarita las he llegado a ver husmeando en la playa en busca de briznas de yerba imposibles, muertas de sed. Están flacas, enjutas y te suelen mirar mal, aunque no tienen fuerzas ni siquiera para cagar esas bolitas negras tan bonitas que regalan a la naturaleza. Lógicamente, evité el cabrito de los menús.
Pero no el pescado. El pescado caribeño: pargos, roncadores, carites, meros... es delicioso. El lema de mi dieta: "evita a los animales que caminen", incluye una excepción. Los camarones caminan, pero lo hacen bajo el agua. Excelsos los camarones del Caribe, ligeramente más grandes que los del Mediterráneo e igual de sabrosos. Constituyen un ingrediente fundamental en las tres comidas del día: empanada de camarones al desayuno, al ajillo en la comida y en tortillita a la noche. Venezuela produce el 60% del pescado del Caribe, y sin embargo, sólo encuentras buen pescado en la costa. Cuando digo costa, es en la misma costa. Dos kilómetros tierra dentro y ya no hay pescado. En Caracas, a 30 kilómetros del Caribe, el pescado existente, que no es mucho, tampoco es bueno. En el bajo Orinoco se puede comer un pescado de la zona, el lau-lau, que a la brasa con arroz y plátano frito es más que bueno. Al cubano y escritor Alejo Carpentier, le encantaban. Quien, como todo comunista, tenía un excelente sentido del gusto y del abdomen. El otro lugar en el que se come buen pescado es Mérida, en los Andes venezolanos. Admiradas y admirables truchas deambulan por sus ríos, me han dicho. Aún no he ido, pero está en la agenda. A mediados de septiembre.

martes, 28 de agosto de 2007

Votar y botar

En Venezuela existen numerosos problemas ortográficos. Una de las confusiones más comunes es entre la be y la uve. Aquí se llaman "be alta" y "ve baja". Y botar, con la "be alta", a orillas dle Caribe, significa tirar, arrojar. Las confusiones, sin embargo, generan divertidos e interesantes juegos de palabras. Como el de la fotografía, tomada en Chichiriviche. Obviemos el hecho de que existía abundante basura bajo y al lado de la pintada. Lo atractivo de la pintada es la ambigüedad inconscientemente generada. Es una verdad política como un templo: no hay que votar basura, y la otra, de urbanismo, no es menos cierta: no hay que botar (lanzar) basura. En una de las guías turísticas en inglés que aparecen sin saber de dónde han salido, recomendaban no criticar el exceso de suciedad en Venezuela. Decía que la gente podría mostrarse ofendida. Claro, la mierda ofende. Acerca del voto (que no del boto) basura, hay largos y procelosos estudios de acartonado academicismo. Hace dos semanas, el comandante Hugo Chávez presentó su proyecto "manuscrito" de reforma constitucional. Y lo leyó en la Asamblea punto por punto. Seis horas de discurso. Entre las proposiciones, la reelección continua para el presidente. Entre las polémicas, la no reelección continua de alcaldes y gobernadores. Uno sí, los otros no. Y una referencia a la economía socialista como eje y guía, sin ser explicitada. Habrá referendum en diciembre, y se votará sí o no.

Veremos a ver, que dicen, redundando, los más viejos del lugar.

lunes, 27 de agosto de 2007

La comunicación móvil

Tras los días vacacionales a lo lomos del asombro familiar que me acompañaba, uno redescubre Venezuela. En la avenida norte de Chichiriviche, en pleno Parque Nacional de Morrocoy (4 horas al oeste de Caracas), apenas hay tráfico. Por lo que los conductores pueden pasearse en calma, mandando mensajes por el celular mientras la motocicleta enfila la recta repleta de charcos de agua, cuerdas de barco y cascos de botellas de cerveza. Las motocicletas conocen el camino.
(Todo el mundo bebe en Venezuela, pero es que en vacaciones la gente bebe incluso cuando se está bañando. Un chapuzón, y un buen sorbo de cervecita. Y otra vez, y otra más. La borrachera como forma de vida. La vida como embriaguez)
Y las tormentas. Venezuela, por su ubicación geográfica, al sur del mar Caribe, no tiene que lidiar anualmente con los envites de los tormentas tropicales. Pero la cola de los huracanes se deja notar, y de vez en cuando, el cielo se opaca en un gris gruñón, para descargar toneladas de agua. Los relámpagos arrancan destellos a la noche, y los truenos abren grietas en el cielo. Al finalizar, una calma serena se asienta y el mar se mece tranquilo. Vuelvo a Caracas, y en el viaje en el metro, me sorprendo diciéndome frente al vagón de colores: "¡coño, la ciudad sí que es rara! Me estoy volviendo criollo. Tengo que comentárselo al médico".