"Vengo obstinado, señores. En la Lecuna (avenida donde preparan la logística del cierre de campaña por el sí en el referéndum del domingo), se me espichó un caucho (pinchó un neumático). La moto espichada no rueda. Allí mismo tuve que reparar el caucho. Sudando mares. Pero lo peor es que estaban probando el sonido para recibir al presidente. Sí, sí, con Chávez, sí. Sí va, la reforma sí, sí va. Así 45 minutos. Vengo obstinado, esa música, las mismas palabras: perforándome las orejas. Todavía tengo la música dentro, y me bailan las orejas. Pero la saben lo peor: coño, sí, que me hizo pensar. Esos 45 minutos me hicieron pensar en lo que era la política".
Un gran tipo, Edgar. Sólo habla para decir cosas importantes. Y cuenta con una de esas barrigas en las que uno rebota. Dos virtudes no muy frecuentes, y no siempre bien ponderadas.
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