lunes, 17 de mayo de 2010

El zoo de las ausencias

En el sudoeste de Caracas, en la parroquia Caricuao, está el Parque Zoológico. En Caracas hay tres zoos. Este, sin embargo, es el más grande. Se le pueden reprochar muchas cosas, pero nunca que los animales no tengan espacio. De hecho, es el zoo con mayor espacio de los que he conocido. A mí, que me encantan los zoos. Y si tiene tanto espacio es porque apenas hay animales. Está el lugar, el foso, las jaulas... pero no hay animales. Excepto los monos, que están por todo el parque tratando de robar la comida a los visitantes. Y viceversa. Hay también un montón de perros, pero fuimos incapaces de dilucidar de qué lado de las fosas procedían. Si ya estaban allí, o se escaparon.

Tres ausencias flagrantes y una altiva presencia.

Ausencias:
- "La jirafa ya no está con nosotros. Se resbaló y, desgraciadamente, falleció. Una lástima".
- "Sólo nos queda la elefanta Ruperta. Su compañera, Margarita, nos dejó hace dos años. Comenzó a sentir un malestar. Los cuidadores del zoo se acercaron para tratar la causa del malestar. Sin embargo, y lamentándolo mucho, Margarita se asustó, tuvo un paro cardíaco y murió".
- "El hipopótamo está guardado por los momentos".

(Estas tres declaraciones recogidas al vuelo ante el breve cuestionario periodístico fueron realizadas sin el menor atisbo de ironía por uno de los funcionarios públicos. Fue asombroso. No nos quedó más remedio que salir del zoo con el pelo teñido color perplejidad. Aún me nubla la mirada cuando me mojo el pelo).

Presencia:
- En la zona dedicada a las dantas o tapires, una gallina cacareaba con aires de superioridad. Las dantas o tapires, dormitaban al fondo. La gallina nos miró. Mantuvimos la mirada. No lo puedo probar, pero juraría que en su boba mirada inerte, percibí una extraña sonrisa displicente.

El zoo de Caracas, en Caricuao, al final de la línea 1 de metro, es uno de los lugares más fascinantes y maravillosos de la capital venezolana. Lo juro. A Lewis Carroll no se le hubiese ocurrido un lugar así. Ni siquiera a Syd Barrett. Estoy convencido.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Geopolítica, hemorroides y otras vainas

No creo que sea como éste. Pero también es un flotador, lo que me sirve para ilustrar la historia de hoy. Todos los boletos aéreos los saco a traves de una agente de viajes. Siempre me ha ido bien: me guarda las reservas algo más de lo permitido, me permite cambios bajo cuerda, me avisa de ofertas, y siempre, siempre, me trata de "miamor". Volví a llamarla para un boleto Bogotá-Caracas-Bogotá. Esto fue lo que me dijo por teléfono:

- Ay, miamor. ¿Cómo te va? Me agarras en casa. Así que desde Bogotá. Ok, veamos, ahora no es fácil, ¿sabes? Estoy en la casa, en mi casa. Porque me han salido hemorroides, y es horrible. Horrible. Aunque la casa es divina, la he dejado súper chévere. Es pequeñita, apenas 60 metros cuadrados. Pero es tan linda, que me dan ganas de quedarme a trabajar desde acá. Pero, claro, con las hemorroides es un fastidio. Estoy aquí sentada, sobre un flotador, mirando la compu. De Bogotá a Caracas, me dijiste. Pues es un problema, porque ahora, con todos los problemas geopolíticos entre Venezuela y Colombia, no están dejando sacar boletos de allá para acá, de aquí para allá, sí, eh. De eso no te preocupes. Pero de Colombia aquí, no; así que deja que pregunte a una amiga que tengo en Avianca y te comento, mi amor. Ay, pero tendrías que venir a ver la casa, es tan linda. Si no fuera por las malditas hemorroides... Y encima, mi médico, está de vacaciones en Miami, así que no pude ir a verle. Menos mal, que logré contactarle por skype, y me dijo lo que tenía que hacer. Ay, es horrible, en serio. Llámame en unos días, ¿okey? Buen día, mi amor.

La vuelvo a llamar, tres semanas después.

- Miamor, ¿cómo estás? ¿Adónde quieres viajar, o vienen a verte? Estuve en Orlando y Fort Lauderdale, en la Florida. Me encanta Miami, que pena de país. Cada vez que regreso me entra una melancolía. (Suspiro prolongado)... Ah, lo de Bogotá. Nada, no sé nada. He hablado con mi amiga, pero resulta que la han echado, han botado a todo el personal de oficina de Avianca. Así que hay que esperar. Sí, sí, parece que está mal. Ay, menudo país. Tú sabes. Ya estoy otra vez en la oficina. Así que lo que quieras, me llamas a allá. Ciaito.

Le cuento la historia a un amigo. Pienso que se va a reír. Sólo echa media sonrisa, con la mitad de la boca:

- ¿Qué?-.
- Que yo tengo hemorroides. Tiene razón "tuamor". Son horribles.