sábado, 30 de mayo de 2009

Verduras y tetas

En los Llanos venezolanos sólo se come carne en vara, sin embargo, la publicidad en la carretera de San Juan de los Morros se decanta por el verde vegetal, en un asombroso caso (uno más) de disociación mental. Una amiga, al tercer día de la dieta de carne asada, suplicaba a los mesoneros por un tomate o una lechuga. Sin fortuna, desgraciadamente. Ficción y realidad en un mismo plato grasiento. No hay que olvidar el detalle de las tetas en la publicidad. Siempre tetas, siempre. Aunque sea para vender acelgas.

lunes, 25 de mayo de 2009

El peinado socialista


Resulta que una entidad financiera de renombre internacional revende su filial bancaria al gobierno de un país que se autoproclama socialista, como si el socialismo fuese un peinado o una tribu juvenil. Lo revende, porque lo compró en subasta a un gobierno anterior, por más de 800 millones de dólares más que la compra que realizó una década atrás. Ambas partes declaran que las negociaciones fueron "cordiales" y se muestran "satisfechos" con la conclusión.

El Gobierno se queda con el tercer banco del país. El banco consigue no sólo que le paguen en efectivo (tres cuotas: julio, octubre y diciembre), y no en bonos como había amenazado el presidente del país en una de sus alocuciones televisivas; si no que, además, obtiene el visto bueno de ese mismo gobierno para repatriar beneficios en divisas con cargo al sistema de control cambiario existente en el país de peinado socialista (algo por lo que cada año pelean todas las empresas extranjeras presentes en el país, no siempre con suerte). Es decir, sacar los dividendos del 2008 al tipo de cambio oficial (se consiguen así euros casi tres veces más baratos que en el mercado paralelo).

A algunos peluqueros socialistas, al escuchar la jugada, se les erizarán los pelos del cogote. También deberían saber aquellos que peinan el liberalismo de mercado, que el banco en cuestión obtuvo el año pasado en el país de peinado socialista un 77 por ciento más de beneficios que en el año anterior. Su gran competidor, otro banco de capital español de peinado parecido, consiguió unos porcentajes similares. Ninguno de los bancos antes mencionados han obtenido un crecimiento semejante en ninguno de los otros países del continente americano en el que también están presentes (de hecho, en alguno de ellos se han estacando debido a la crisis internacional).

O sea que el país de peinado socialista parece un lucrativo negocio para las malvadas entidades financieras de peinado liberal. O lo que es lo mismo: cuando sea mayor, y peine canas liberales quiero tener como socio de negocios un gobierno con un peinado así de socialista. Ya saben, cuestión de peinados. Yo, como todavía tengo flequillo, lo utilizo como cortina (de pelo) y esbozo una tímida sonrisa en la que, si pudieran verla, la incredulidad se confundiría con el sarcasmo.

jueves, 21 de mayo de 2009

¡Adiós, Hemingway!

En los tiempos de las cabinas telefónicas, incluso en los de teléfonos celulares, todavía hay gente que mete papeles garabateados en botellas para luego lanzarlas al mar Caribe.

Estos son dos párrafos de una novela policíaca cubana que, a ratos, me ha enfadado hasta la mueca y, en otros, me ha deslumbrado hasta tener que cerrar los ojos. Los dos últimos párrafos, en concreto: con ellos acaba la novela. El escritor es Leonardo Padura. Tiene barba y 54 años. La novela se llama "Adiós, Hemingway". Yo he leído en la edición publicada por la editorial Norma, en Bogotá, con las tapas blandas de color naranja fosforescente y una foto en blanco y negro.

"Bufando el vapor del trago, sin soltar la botella mensajera, el Conde se esforzó por incorporarse y al fin logró ponerse de pie sobre el muro. Miró hacia el mar, infinito, empeñado en abrir distancias entre los hombres y sus mejores recuerdos y observó el agresivo lecho de rocas, contra el cual podían estrellarse todas las ilusiones y dolores de un hombre. Bebió otro trago, a la memoria del olvido, y gritó con todas las fuerzas de sus pulmones:

- ¡Adiós, Hemingway!-

Entonces tomó impulso con el brazo hacia atrás y lanzó la botella al agua. El recipiente epistolar, preñado con las nostalgias de aquellos náufragos en tierra firme, quedó flotando cerca de la costa, brillando con un diamante invaluable, hasta que una ola lo envolvió y lo alejó hacia esa zona oscura donde sólo es posible ver algo con los ojos de la memoria y el deseo".

lunes, 18 de mayo de 2009

Época de lluvias

Comienza la temporada de lluvias. Buen momento para los que venden paraguas. El gobierno venezolano ha tomado prestado de los vietnamitas un proceso de cultivo de arroz en el que las grandes cantidades de agua necesarias se rellenarán de peces asiáticos que aportarán nutrientes a las plantaciones de arroz mientras cumplen con su existencia acuática en los Llanos de Venezuela. Estuve en la presentación del proyecto. Sonaba interesante. No me quedó claro, sin embargo, si luego estos peces se convierten en pescado y llegan al plato: a nuestro plato. Se lo pregunté a un funcionario. "Todavía no sabemos, pana".

viernes, 15 de mayo de 2009

Peluquería K´bellos

La peluquería K´bellos unisex, en Calabozo. Cuando me quiero arreglar las patillas, esta es mi peluquería. Una pena que esté a 280 kilómetros. "K bellos tus k-bellos", decía la publicidad por mensaje de texto. Hay una técnica o ciencia o secta publicitaria que se denomina "naming". La cosa consiste básicamente en pagar a alguien para que se estruje las neuronas en busca del nombre más apropiado para un negocio o una marca comercial. En Calabozo, al sur del estado Guárico, "K´bellos" es un ejemplo fascinante de vanguardismo. El lúdico juego de palabras y la acentuada economía expresiva convierten a esta peluquería unisex en ejemplo nítido de por donde debe discurrir el futuro del "naming".

lunes, 11 de mayo de 2009

La verga al teléfono


El teléfono de la verga. El VERGATARIO. El celular que el presidente Chávez ha anunciado a los cuatro vientos como la versión socialista de la tecnología moderna. Teconología china y ensamblaje venezolano en la península de Paraguaná, en la costa occidental, una de las Zonas Económicas Especiales (algo así como libres de impuestos). Cuesta 30 Bolívares fuertes (10 euros al oficial, 3 al paralelo). Sin embargo, nadie lo ha comprado aún. Se formaron largas colas en las tiendas de Movilnet, la compañía estatal de celulares. Tremendas colas. Mientras en la tv, en su programa semanal, el presidente se dedicaba a llamar por teléfono, con un VERGATARIO, que no se cansaba de esgrimir como si fuese ora un garrote ora un florete, a su madre, Elena Frías. El Día de la Madre era la fecha señalada (aquí se celebra el segundo domingo de mayo), pero las madres se quedaron sin el celular. Y los niños y los viudos y los primos. Hoy a la mañana, el fontanero (estamos haciendo un trabajo de arqueología para redefinir el lugar y el por qué de los conductos de agua domésticos) llegó gritando que estuvo todo el domingo buscando el VERGATARIO por Caracas y que no lo pudo encontrar."Caminé y caminé por Sabana Grande y fui a los centros comerciales: nada". La visita dominical a los centros comerciales en Venezuela es como ir a misa: los domingos centro comercial y comunión más consumición. Se lamentaba a voz en grito con golpes de pecho teatrales, alargando las vocales y desencajando la mandíbula en muecas grotescas. Todavía estoy dirimiendo el matiz exacto de ironía. El jueves, mientras desayunábamos los dos juntos (es de ley invitar al fontanero que destrozará tu casa a martillazos) en la mesa del salón, me narraba su intención de regresarse a los Andes venezolanos, donde creció. "Quiero volver a una tierrita que tengo por allá con los cochinos, el cacao, las gallinas, los cambures, el café... Esa es mi gente. Aquí toda la plata se te va en sobrevivir. Con los cochinos, uno sabe a que atenerse: a los tres meses los matas y te los comes. Y cuando te provoca comer, agarras una naranja o una mandarina. ¿No es verdad, amigo?".

PD - Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española:

vergatario, ria.

1. adj. vulg. Ven. Dicho de una persona: Que se destaca o sobresale por alguna cualidad, sobre todo por su valor o su fuerza.

2. adj. vulg. Ven. Dicho de una cosa: óptima.

lunes, 4 de mayo de 2009

Cosas que hacer cuando un terremoto te despierta de madrugada



Un plácido sueño con el murmullo de la lluvia de fondo. Empieza a moverse la cama. 4.40 a.m. A moverse sola, quiero decir. Y yo dentro, bien arropado pero inerme ante las fuerzas telúricas. Un minuto moviéndose, 5,4 en la escala de Richter (un tipo que si no tiene un monumento debería tenerlo ya; vaya desde aquí mi sentido homenaje para Charles Francis Richter). Y pienso, en medio de la fase r.e.m, sobre las opciones que se me abren como un abanico flamenco:

a) Tirarme por la ventana para acortar el sufrimiento y acatar el llamado de la Naturaleza. No, no puedo. Las ventanas de mi séptimo piso están enrejadas por un abuelo paranoico, el anterior inquilino, que pensaba que los ladrones eran de la familia de Spiderman.

b) Recordar alguna de esos sabios consejos del tipo "cosas-que-hacer-cuando-estás-en-pleno-terremoto". Siempre empiezan por lo de "no se dejen llevar por el pánico". A mí lo que me estaba llevando era el sueño, y claro que me quería dejar llevar. Sin embargo, por aquello del instinto de supervivencia, el qué dirán cuando me vean en-la-cama-en-el-suelo-siete-pisos-más-abajo y tal, decidí resistir al llamado de Morfeo (al menos, durante cinco minutos)

c) Ponerme a cubierto. ¿Dónde? Vivo en un séptimo. ¿Quién coño está a cubierto en un séptimo piso sobre una falla en la principal zona sísmica de Venezuela?

d) Bajar a la calle a esperar la réplica. Esto lo hicieron mis vecinos, con sus perros y sus gatos, y el consiguiente estruendo en plena madrugada. Además de algo horrible y ensordecedor, es totalmente absurdo: estás en la cama, bien arropado, con el sueño esperando a la vuelta de la esquina cerebral. ¡Qué mejor lugar para pasar a mejor vida!

(¡Bajaron a la calle en ascensor a esperar la réplica, porque en mi edificio por el miedo a la inseguridad -sic- las escaleras no conectan con la planta baja, sólo con la primera planta y tienen una reja con cerrojo para acceder a la puerta de entrada. En fin, unos ases de la geología!).

e) Levantarme a ver qué está pasando y preguntar a un amigo que está durmiendo en el sofá cómo le va. ¿Para qué?. Leer opción c.

f) Hacer como que es un mal pero divertido sueño de la incipiente época de lluvias caribeña. Casi, casi, juro que lo intenté, pero el puñetero instinto de supervivencia (que debe de ser una forma elegante de tener miedo) parece que es más insomne que yo.

g) Ir a mear. No vaya a ser que se quede uno atrapado y no pueda aliviarse en las futuras horas de inmovilidad forzada entre cascotes. (Tampoco, meé al alba, como todo el mundo con cierto sentido común y sueño acumulado).

¡Feliz lunes!

domingo, 3 de mayo de 2009

Sobre el oficio

Esto (de arriba) es la imagen de una pelota tailandesa fotografiada en un bar de una playa venezolana. Y esto (de abajo) es el texto que leí al regresar de un viaje más a los Llanos venezolanos. (De un pueblo que se llama Calabozo. El nombre es un ejemplo de honestidad poco común). A lo que iba, leí esto a medianoche y lo copié. Es de Julio Camba a quien, creo que ya lo he dicho, suelo leer a medianoche. Escuchen con atención:

"Si yo tuviera un casita a orillas del mar, o bien en la falda de una montaña, ante un paisaje de esta y esta manera, ¡qué bien trabajaría yo allí!...

Esto nos decimos todos y, sin embargo, yo, por mi parte, nunca he trabajado más a gusto que en plena redacción, ante un compañero que hace chistes y pide pitillos, o que en un antrillo sórdido, debajo de una teja, en el quinto piso de una calle con mucho tránsito, llena de bocinazos, de pregones y de toda clase de ruidos. En plena Naturaleza soy hombre muerto. Lo que menos se me ocurre frente al mar inmenso o a la augusta montaña es hacer un artículo para un periódico, y si lo hago es a la fuerza. ¡Dios bendiga a esos hombres que ante el espectáculo de la Naturaleza sienten el deseo irresistible de escribir para la Prensa periódica, y que, para confeccionar un artículo de tres cuartos de columna, creen necesaria la colaboración del mar, del cielo, de los árboles y de los pájaros. A mí, la Naturaleza me produce una sola inspiración: la de dormir, la de no escribir artículo ninguno. Si al asomarme a mi ventana recén levantado, veo el mar a mis pies, ya no encuentro manera de hacer una línea. Por lo demás, ¿qué clase artículos puede escribir uno ante la Naturaleza? ¿Descripciones poéticas? ¿Es que es lícito cobrar un sueldo de un periódico para hacerles tragar a los lectores descripciones poéticas de la Naturaleza?

Yo no comprendo que la Naturaleza inspire a los escritores y que no inspire, por ejemplo, a los cerrajeros. Es dcecir: eso de que frente a la Naturaleza un escritor sienta el deseo irresistible de hacer un artículo, me parece igual que si un cerrajero sintiera el mismo caso el deseo irresistible de hacer una cerradura.

Porque los artículos y los dramas, los versos y las novelas tienen generalmente con la Naturaleza una relación semejante a la que pueda tener la cerrajería. No nos hagamos ilusiones. La literatura no es, como creen muchos literatos, una cosa tan grande y tan bella como el mar o el cielo; a lo menos, la literatura que hace todo el mundo. Es una mala manera de ganarse la vida, y nada más. Irse al mar, o a la montaña, a un lago o a un bosque, escoger cuidadosamente cielos azules y crepúsculos aúreos para luego sacar de todo ello tres cuartos de columna del cuerpo nueve... No.

Esos tres cuartos se escriben más dignamente a la luz de un quinqué, bajo el techo ahumado de un cuarto de seis duros, en el quinto piso de una calle cualquiera".