Traigo esto a colación de las siempre estimulantes palabras del actual presidente venezolano, quien en un arranque de ingenio higiénico-matemático ha explicado:
"Hay gente que se pone a cantar en el baño media hora. Yo lo he contado, tres minutos y es más que suficiente, no quedo hediondo. Un minuto para mojarse, otro para enjabonarse y el tercero para enjuagarse. Lo demás es un desperdicio".
Me asombra la perfecta redondez de sus cifras, que gira una vez más en torno al ocioso concepto de la santísima trinidad, y su elemental concreción episódica. Me pregunto qué opinaría el aseado Simón Bolívar ante estas declaraciones. Y más cuando quien las hace, las pronuncia poco antes de anunciar que hasta el próximo mes de mayo de 2010, los habitantes de Caracas tendrán que lidiar con un racionamiento del suministro de agua de hasta dos días de duración por semana.
"Hay días que uno se levanta con ganas de darse un baño", sería una buena frase de comienzo de novela revolucionaria. La propongo, la ofrezco, la entrego sin pizca de egoísmo. Hagan con ella lo que les plazca.