Sin embargo, aquí, en Caracas, no murió nadie. En Mérida, en los Andes, dos jóvenes perdieron la vida.
miércoles, 27 de enero de 2010
Palmeras lacrimógenas
Sin embargo, aquí, en Caracas, no murió nadie. En Mérida, en los Andes, dos jóvenes perdieron la vida.
lunes, 18 de enero de 2010
Se abrió (definitivamente) el juego

Por tanto, lo que realmente quiere hacer el gobierno revolucionario es atacar el mercado paralelo de divisas. Quiere controlar el precio y el acceso a estas divisas paralelas. El mercado paralelo es una especie de limbo en el que las monedas flotan y suben y bajan y vuelven a subir y a bajar. Todos los días, todas las horas. Con la nueva polítiva económica, aplaudida por el FMI y todas esas calificadoras de riesgo tan malvadas, se establecen tres tipos de cambio:
- Cambio VIP - 2,60 bolívares fuertes por dólar. Sólo tendrán acceso a ellos, el dólar más barato del mercado mundial, el gobierno en los rubros básicos de alimentación y medicamentos.
- Cambio "petrolero" - 4,30 bolívares por dólar. O así lo denominó, al menos, el presidente. Establecido para el resto de los rubros, que son considerados de lujo.
-Cambio paralelo - Un cambio fluctuante entre 4,30 y 6,50, que oscila en función de: la demanda de los venezolanos, si llueve o hace sol, si ganó Leones de Caracas o Navegantes de Magallanes, si me acabo de casar o de divorciar, si me duele la barriga o me acabo de cortar el pelo, y así sucesivamente. Todas ellas, es importante subrayarlo, variables de igual importancia.
O lo que es lo mismo: un precio para los colegas, otro precio para los burgueses y un tercero para los huevones. Colegas, burgueses y huevones ya están haciendo cálculos. Porque la gente es, a la vez, colega, burgués y huevona dependiendo de las circunstancias. Por eso esta es una revolución tan peculiar, tan divertidad, tan bonita.
Lo que nos lleva a dar esa respuesta que tanto gusta a los economistas tras sus sesudas reflexiones. ¿Es positivo o negativo la reciente devaluación del dólar, en un 30 por ciento en el caso del dólar oficial y un 100 por cien en el caso del dólar petrolero? DEPENDE.
De lo que está por pasar, algo hay seguro:
1) Inflación. Me contaba un amigo con más de tres décadas en Venezuela. Esto ya lo hemos visto. Ahora todo el mundo aplicará una subida del 130/140 por ciento. Para cubrirse las espaldas, no vaya a ser que se queden con el culo al aire. Economía emocional, tú tensa la cuerda hasta que veas que ya no da más de sí.
2) Banquete de divisas. ¿Cuál es el negocio que florecerá ahora en Venezuela, incluso más que antes? El juego de compra-venta de divisas, que es muy lucrativo, muy hermoso y muy ligero. ¿Cuánto pesa un billete de cien dólares? Mucho menos que una bolsa de arroz, un automóvil o un frigorífico.
Como en los casinos, el gobierno ha gritado: ¡Se abre el juego, señores! ¡Hagan sus apuestas! Comienza el carrusel...
miércoles, 13 de enero de 2010
Tres filtros de seguridad

1) En la cola para facturar. Aeropuerto de Maiquetía: 28 grados de temperatura en el exterior, 14 en el interior, gracias al nunca bien ponderado aire acondicionado. Me llega una hermosa Guardia Nacional, en uniforme verde oliva, y me pide la documentación, y que quién soy, y que adónde voy, y que por qué voy solo. Le respondo pacientemente a sus preguntas, con serenidad y espíritu de colaboración. Tal y como mandan los manuales. Finalmente, localiza en mi pasaporte múltiples sellos de entrada. Y se muestra sorprendida por mis escasos viajes a España. "Ay, mi amor, y cómo haces para estar tan lejos de tus seres queridos. Yo no podría".
Suspiro, mientras miro su revólver sucio de polvo.
2) En la misma cola para facturar. Otro miembro de la Guardia Nacional, esta vez hombre, joven y jovial. Su verde oliva tiene unos matices algo más oscuros, unas pequeñas manchas color patata. Minutos después del encuentro número 1. Adónde vas, por qué vas, qué haces solo, dónde vives en Caracas. Respondo por segunda vez con igual serenidad y un poquito menos de espíritu de colaboración, algo casi imperceptible si no has presenciado el primer encuentro. Finalmente, me pregunta: ¿Y cúanto devenga usted?. Disculpe, respondo. ¿Que cuanto devenga, cuanto le paga su empresa?. Le miento. 2.500 BsF, digo. Pues le pagan poco, la verdad. Buen viaje.
Y se va con aires de superioridad.
3) En Madrid-Barajas, tras recoger la maleta. Un guardia civil, uniforme en varias tonalidades de verde pistacho, tez pálida en plan luna llena. Hágame el favor, me dice. ¿Me permite revisarle el equipaje?. Pienso: ¿tengo alguna otra alternativa?. Digo: por supuesto. Pasa por el escáner la maleta y el equipaje de mano. Se introduce en una sala donde está el monitor. Vuelve con cara de trabajo bien hecho. "Sólo lleva libros, ¿verdad? Continúe, muchas gracias". Me dice con aire displicente. Yo suspiro con ínfulas del literato que no soy.
Nada como volver a casa, pienso en voz alta.
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