miércoles, 15 de octubre de 2008

Quito

La quiteña plaza de San Francisco. Llegar a Quito no fue fácil. Estuvimos una hora sobrevolando la ciudad, mientras una tormenta arrojaba agua a espuertas bajo la panza del avión. En un momento dado, el piloto explicó la situación: "Se nos acaba el combustible y el tiempo no mejora, regresamos a Bogotá". Vuelta a Colombia, que es una manera peculiar de dirigirse a Ecuador. Así que acabamos saliendo de parranda por Bogotá a la espera de retomar el avión, al amanecer del día siguiente. En Bogotá fuimos a un concierto de salsa-rock en un garito cuyo dueño ya no conozco, a un bar de vallenatos donde todo el mundo bailaba con todo el mundo excepto con nosotros, y en otro que contaba con una camiseta firmada del gran centrocampista colombiano Carlos Valderrama. Llegamos al hotel cuando el resto del pasaje ya estaba desayunando para dirigirse al aeropuerto. Devoramos el desayuno, parpadeamos, y nos fuimos a dormir al avión.

Quito es una ciudad limpia, de pequeña escala, ordenada. Está, además, sorprendentemente cerca de las nubes. Y todas las tardes, llueve. El centro histórico es una maravilla que hace revivir los tiempos de la colonia y la independencia. Conserva el sabor de un tiempo ya perdido, dos siglos atrás, en el que la naftalina, las damas de compañía, los rosarios de cuentas, los hijos ilegítimos y las bayonetas oxidadas eran los pilares de la sociedad . Está, por tanto, repleto de iglesias y referencias a los insignes próceres de la independencia ecuatoriana. Es bonito y barato. Supongo que también aburrido. Por ello, es un lugar que invita a pasear con calma por las calles empedradas. Los quiteños son tan amables que, a veces, pueden pasar por pusilánimes. Al fondo, los grandes volcanes el Cotopaxi, el Pichincha y el Chimborazo, que no vimos por la niebla. Me recordó, no sé por qué, a una Londres americana en miniatura en busca de su Jack El Destripador...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

si nadie bailo con vosotros es por que no sacasteis a las chicas a bailar!!!no os van a sacar ellas a vosotros..jeje

no hicisteis ninguna rumba quiteña?no me lo creo!!jeje

td bien?
besitos
A.

Carlicomico dijo...

Ana tiene razón, pero a mi en Barranquilla practicamente me sacaban a bailar delante de Osiris, aunque luego me decían que les daba pena por "mi mujercita", o me preguntaban enseguida si era "mi mujer" y por qué no bailaba (En ese momento tenía una infección o no sé qué que se lo impedía). Por ser carnavales quizá pensaron que era un costeño disfrazado de guiri jajajaja!! Aunque en Andrés Carne de Res, fabuloso y muy recomendable restaurante en Bogotá, tampoco fue dificil encontrar parejas para bailar, incluso encima de la mesa después de la cena. Memorable...

Anónimo dijo...

carlos, es que a ti se te ve que bailas guay por eso te sacan!!

Anónimo dijo...

Hombre Carlos, te mando un saludito y de tu blog mejor hablamos otro día.
E.

PD. Fon? ya veo que hicistes de las tuyas con los libros, los libros, los libros, los libros (bis)