domingo, 4 de octubre de 2009

La dificultad de dar la vuelta al mundo

No es fácil dar la vuelta sobre uno mismo. Tampoco es fácil dar la vuelta al mundo, sobre todo si eres el primero y nadie te explica por dónde se va.

Eso consiguió el portugués Magallanes en 1522, con financiación de la corona española, porque su rey, (a quien fue a ver en primer lugar, todo hay que decirlo), le escuchó como quien oye llover. Bueno, tampoco lo consiguió, porque murió a manos de unos "salvajes" en lo que hoy son las islas Filipinas. Magallanes salió en septiembre de 1519 rumbo a las islas Canarias, y desde allá bordeó la costa occidental de África, cruzó el Atlántico, tocó Brasil, buscó el paso hacia el otro océano en Argentina, y siguió bajando, bajando hasta que alcanzó el estrecho que lleva su nombre y donde perdieron la vida y razón la mayoría de sus hombres. (Tampoco él andaba muy bien de la cabeza, pero, ¿qué aventurero sobresale por sentido común y cordura?). Subió luego por el Pacífico de isla en isla, de archipiélago y archipiélago, de paraíso en paraíso. O eso creían.

Quedaron pocos: Juan Sebastián Elcano, español que traicionó a Magallanes y que al final se llevó las mieles del triunfo, como todos los buenos traidores, al alcanzar el Guadalquivir de vuelta en septiembre de 1522; y el cronista italiano Pigafetta, quien formaba parte de la expedición y que contó la historia que sirvió posteriormente a Stefan Zweig para escribir la fascinante biografía "Magallanes". Todo es bueno en el libro, pero destaca el momento en el que Pigafetta, a punto de tocar Europa tiene que desembarcar de incógnito en Cabo Verde, para conseguir las provisiones necesarias para que la tripulación no muera de hambre. Y esto es lo que ocurre, tres años después de la partida:

Corto y arriesgado había sido el alto hecho en Cabo Verde, pero a él debía Pigaffetta, el apto cronista, en los últimos momentos de su estancia, uno de los prodigios por amor a los cuales emprendió la expedición: era el primero en observar allí uno de los fenómenos que por su novedad y signficación le absorbería durante nucho tiempo. Los hombres que habían ido a la playa para comprar víveres regresaban, asombrados con la noticia de que en Cabo Verde era jueves, mientras a bordo les aseguraban que era miércoles.

Tampoco Pigafetta salía de su asombro, porque precisamente durante aquel viaje de casi tres años había llevado su dietario con exactitud. Sin interrupción había ido contando: lunes, martes, miércoles, etcétera., semana tras semana, año tras año. ¿Habría pasado por alto un día? Preguntó a Francisco Albo, el piloto, que registraba también todos los días la fecha en su libro de a bordo, y ¡tenía asimismo aquel día registrado como miércoles! En su vuelta al mundo, siempre con rumbo al oeste, se les habría escapado un día, por razones inexplicables, a los navegantes, y cuando Pigafetta comunicó el singular fenómeno, el mundo ilustrado se admiró. Se habría descifrado un secreto que ni los sabios de Grecia, ni Ptolomeo, ni Aristóteles, pudieron concebir, y que el impulso de Magallanes estaba destinado a revelar: que la esfera del mundo no permanece fija en medio del universo, sino que se mueve con ritmo singular sobre su propio eje, y que quien la sigue en su giro navegando hacia occidente puede arrebatar tiempo a la eternidad.

5 comentarios:

Marc dijo...

Fon,
Voy a buscar ese libro de Zweig sin falta.
Años después de Magallanes, diría que no hace falta dar la vuelta al mundo. Apenas viviendo una temporada larga en Venezuela se gana tiempo a la eternidad.
Forever young!
Abrazo

Anónimo dijo...

Brutal Alfonso. Brutal.

Los dos últimos han sido espectaculares.

Me sumo al grito de Marc.

Salud!!

Màrius

Eneas dijo...

buenas tardes Fon, Ya veo que sigues cultivando al maestro.

Marc (ya que siempre estás por este bar)... Stefan también hizo sus pinitos en las escénicas, y todo hay que decirlo, con algún libreto fascinante.
Ahí queda eso!

Abrazos para todos bajo el tormentoso cielo leonés.
E.

fon dijo...

Menudo trío!

Por orden de llegada:

Marc: Es un libro delicioso, seguro que se lee incluso mejor desde "carcelona". Jajaja, tengo mis dudas con lo de ganarle tiempo a la eternidad en Caracas...

Márius: Me alegro de que le guste, incluso a los culés. A ver cuando nos vemos...

Eneas: Bienvenido al bar, desde que dejaste de trabajar de camarero te echábamos en falta. Tú, el descubridor del mejor Zweig. ¡Y sal ya de León, por dios!

David Amargor dijo...

Fon y yo que pensaba que al primero que le había pasado eso era a Fileas Fogg o su traslación en león el apostador Willy fogg, jejeje

Fabulosa entrada!!!