lunes, 24 de noviembre de 2008

El mantel de la revolución

"Me tienen frito las elecciones, pana", me decía un colega venezolano. Mientras comentábamos la ley seca que rige en Venezuela en todos los procesos electorales. En esas irrumpe en la tv, la rectora del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, y comienza a desgranar los resultados de los comicios regionales del domingo.
En breve, el chavismo consigue 17 de las 22 gobernaciones. La oposición, las cinco restantes. Eso es matemática; la política es la zambullida posterior en la realidad social venezolana: de cabeza, con bañador y gafas de bucear. La oposición (parte de la cual, había llamado a la desobediencia civil y a no reconocer los resultados: en una muestra preclara de cinismo democrático) ha ganado la capital, Caracas (incluso en Petare, una de las mayores barriadas marginales de Lationamérica). Además, el estado industrial de Carabobo, el petrolero del Zulia, el fronterizo con Colombia del Táchira, el insular de Margarita y el capitalino de Miranda. Casi el 44 por ciento del electorado. No obstante, Chávez gana con 5.6 millones de votos frente a los 4.1 de la oposición. Difícil es mantener la teoría de la dictadura, tan difícil como sostener que los venezolanos quieren el socialismo. Esto no es Cuba. Parece mentira que un tipo tan hábil al pulsar las teclas de la cultura y el imaginario venezolano como el presidente, siga empeñado en desconocer a esa población que le ha encumbrado al poder. Venezuela se ríe de propuestas sobre la propiedad comunal, (a mandíbula batiente, lo diga Chávez o el mismísimo Bolívar), el trabajo voluntario y gratuito una vez a la semana, y la lectura de el Capital como libro de cabecera. La única conexión entre la revolución cubana y la venezolana es la pasión por el béisbol.

Lo más interesante del resultado de estos comicios es ver cómo las dos visiones de país se las arreglan para compartir mesa y mantel, y pedirse la sal unos a otros, y acabar pagando a medias la cuenta. Y, sobre todo, ver quien se encarga de fregar los platos y barrera la cocina.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me da mi que vamos a tener que ir nosotros a experimentar con lo que se dejen por encima (y debajo) de la mesa...
que ya hace mucho que no pasamos por esas latitudes y se extraña.
un abrazo señor.

(y si puedes enviarnos el link de la tipa de los casetes mejor que mejor)