Ayer, tomando un jugo de durazno y sandwich, a pocos metros de la Casona Presidencial en la que viven las hijas (y sus esposos e hijos) de Hugo Chávez Frías, un grupo de venezolanos de origen portugués hablaba de todo un poco. En el televisor el primer partido de la Round Robin, la final de la liga venezolana de béisbol entre los Tigres de Aragua y los Navegantes del Magallanes de Valencia.
Discutían acerca del porqué los bombillos de bajo consumo que ha enviado Cuba al Gobierno venezolano para sustituir los antiguos de mayor consumo, llevan una etiqueta que pone: Made in China. "Lo que no entiendo, pana, es por qué si vienen de China, han de pasar por Cuba. Coño la madre, que los traigan de China directamente", decía uno. "Tendrán un acuerdo comercial", respondía otro. "Sí, pero si la etiquetica pone Made in China, coño, hagamos nosotros un acuerdo comercial con China sin los cubanos de por medio", sentenciaba.
En mi primer Aló Presidente (vi sólo una hora, dura entre cinco y siete), el presidente Chávez dibujaba en el mapa con un rotulador un nuevo eje geopolítico: Caracas, Quito, La Paz, Managua.
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2 comentarios:
Sergio,
Lo siento, he suprimido sin querer tu comentario. Si te animas, vuelve a añadirlo, porque creo que se ha perdido en el espacio sideral.
No obstante, sigo contando contigo como fuente principal en cuestiones de energía y ciclismo.
traduce durazno como melocoton asi todo el mundo sabe de que hablas. Por lo menosasi parecera que nos haces un poco de caso
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