viernes, 26 de enero de 2007

Zeppelines anti-violencia


Que Venezuela sea el primer consumidor mundial de whisky de más de 12 años, que las tetas de silicona ocupen el paisaje visual urbano en igual medida que los carros de último modelo o que al alcalde mayor, el orondo Juan Barreto, se le ocurra que la mejor manera de combatir la inseguridad es mediante la compra de un zeppelin que sobrevuele las zonas más "calientes" del centro con una camara de vídeo, son algunas de las alarmantes realidades que surcan las procelosas olas de asfalto caraqueño.


Sin embargo, lo que más me llama la atención es la primera respuesta que se le ocurre a un venezolano ante la propuesta del zeppelin anti-violencia. "Se lo van a bajar a plomo", y se ríen. Es decir, le dispararán hasta que reviente. Y, a continuación, narran los ocurrido años atrás cuando a Banesco, una de las entidades bancarias venezolanas, se les ocurrió colocar un gigantesco Santa Claus en la azotea para celebrar la Navidad. A los pocos días, se vieron obligados a quitarlo debido a los continuos tiroteos a Santa Claus que lo habían destrozado y, de paso, las oficinas de la parte superior del edificio.


3 comentarios:

Unknown dijo...

que tal van las cosas joven. Yo estoy currando en estos momentos y mi mente vuela y vuela a los mundos de la ensoñazon. El frío polar que no la nieva ha llegado por fin a los madriles, el abrigo fundamental, asi como la cerveza y el pachran para calentar. La verdad es que te echo de menos a lot. Esa vida de per nota qeu tanto nos gustaba no ha desaperecido pero con diferentes caballeros. Esas cañas teidianas, saludables y dialogadas ha muerto pero ya se sabe el camino es largo o corto y no suelo mirar atras. Por cierto ayer fue mi cumple mariconnnnnnnnnnnnnnnn

Pili dijo...

Igualito que los canadienses, qeu a veces parece que en vez de sangre tienen horchata en las venas. Todo el día con el perdón parriba, muchas gracias pabajo... La educación está bien, pero es que estos se pasan...

Anónimo dijo...

como te lo estas pasando¡¡¡
un abrazo inmenso

ceba