Desde el coche, en Venezuela, el imperio se ve así. Era camino de El Junquito, camino del valle de los alemanes venezolanos. Hay grandes rotulistas entre los revolucionarios, e inundan las paredes de las calles de dibujos y murales: siempre directos, sin ambagages. Tal Cual. La revolución no admite dobles lecturas, es una carretera de una dirección en la que el tráfico siempre es el mismo. Lo evidente estalla en los murales, con mayúsculas.
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