viernes, 7 de septiembre de 2007

La forma y el fondo

Caracas, desde el alto del Monte Ávila. Camino de Galipán, un pueblecito que se esconde al otro lado del Ávila, donde viven 350 familias ajenas al avispero de Caracas. Son más de 2.000 metros de altura, y la subida en carro sólo está permitida con 4 por 4. Pendientes por las que el coche más que subir, escala. En Galipán hace un agradable fresquito, y se venden deliciosas mermeladas. Galipán seguirá siendo Galipán. Caracas, quizá no.
Y es que el presidente venezolano se despertó el otro día con la idea de que Caracas debía cambiar de nombre. Es más fácil cambiar los nombres de las cosas que las cosas en sí. (Es un axioma fundamental en estrategia política). Ahora será, o así consta en la propuesta de reforma constitucional que caldeará el ambiente político hasta que sea votada en diciembre, Caracas Cuna de Bolívar. Se pudo ir más lejos, pues llegó a proponer el cambio completo a Reina Guaraira Repano ("Nido de abejas", o "Lugar de dantas", según versiones), tal y como los indígenas bautizaron el Ávila . Sin embargo, el comandante, pocos días después, dio marcha atrás, y argumentó que había recibido quejas porque tal nombre aludía a una supuesta monarquía. "Si esa palabra es inconveniente, se modifica. No tengo problema. Lo importante es el fondo, no la forma". Lo que no se puede cambiar es que Caracas continuará estando en su sitio: desembarcas en La Guaira, rodeas el Monte Ávila, y allá está, como una alargada salchicha de expansión vírica: Santiago León de Caracas.

En fin, paradojas que recogemos a orillas del Caribe.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

tu sabes que quiere prohibir los nombres extravagentes!!
( de esto si que deberias hacer un estudio profundo!)

quedarían prohibidos nombres tales como usnavis, ceilis, todos los lloris....o aquellos que den lugar a confusion !!!

osea, desaparecerían las famosas X Y Z!! toda una pena...

besitos

Ana.I
a mi vuelta, te invito aljugo de fresa con mora..mmm

Sergio dijo...

Bueno, es típico de los regímenes totalitarios. El ya conocido caso de Volvogrado convertido en Stalingrado o, sin ir más lejos, en Toledo hay un pueblo que tenía la desgracia de llamarse Azaña y, tras la Guerra Civil, fue rebautizado en algo mucho menos impío y corrupto.

memememe dijo...

Bueno ahora ya no sabré dónde vivo, menos mal la montaña (El Ávila) es grande y no da lugar a pérdidas. También se me va a olvidar la hora, ciertos alimentos como las naranjas y el azúcar, la moneda. Al menos no seré ridiculizada por llamarme Yusleidy, eso se llama generosidad bolivariana.

Anónimo dijo...

FON, ES OFICIAL, TENGO UN BILLETE DE AVIÓN EN MI MANO QUE DICE QUE DEL 19 DE OCTUBRE AL 3 DE NOVIEMBRE, ME VAS A TENER QUE AGUANTAR... Y MUCHO...

Javier A.

fon dijo...

Ana: lo sé, lo sé. Pero todavía permite "Ana la fantástica". Queda pendiente ese jugo...

Sergio: Sí, es caso típico. Pero aquí, al final, no cambiará nada. La cuestión es hablar, que es más fácil que hacer.

Julia: Eso es, el Ávila como referencia. Imposible perderse.

Javi A.: Es oficial, te aguantaré con delectación. Ya ando cuadrando un par de planes.