Paseamos tranquilos, en calma, comprando cervezas. Los policías parlaban por el celular. Los manifestantes gritaban consignas varias. Las manifestaciones, en fin, como síntoma de tranquilidad.
jueves, 31 de mayo de 2007
Charlando
Paseamos tranquilos, en calma, comprando cervezas. Los policías parlaban por el celular. Los manifestantes gritaban consignas varias. Las manifestaciones, en fin, como síntoma de tranquilidad.
miércoles, 30 de mayo de 2007
Guarimbas geopolíticas
Las manifestaciones son lugares donde la economía de mercado se cuela subrepticiamente. Pese a quien pese. En la chavista había decenas de puestos en los que comprar camisetas, gorras, cinturones, todas rojas con el rostro de los grandes nombres que conforman el panteón revolucionario: el Ché, Bolívar, Marx... En la marcha opositora, los mismos productos, pero con lemas encontrados y colores más tibios: no al cierre de RCTV, Pueblo madura esto es una dictadura. O este curioso comerciante que tenía muy claro cuales podrían ser las apetencias geopolíticas de los manifestantes. En la chavista: China y la URSS. Y así va el tema, porque no existe espacio intermedio. Miento: lo hay, y es amplio, pero no tienen relevancia política ni mediática. No les interesa a ninguno. El nivel de paranoia general es alto, bastante alto.
Ayer apareció Hugo Chávez en cadena nacional (retransmisión obligatoria de radio y tv), como suele hacer. Llevaba tres días sin asomar el rostro. Parecía tenso, y dio un discurso escueto y directo. Algo poco habitual en él. "Alerta, no se nos vaya esto de las manos. Si tiene que haber contundencia, la habrá. Esto es un plan conspirador de los enemigos de la patria". Se podían aplicar muchos adjetivos a su discurso (que me tragué íntegro), pero nunca el de "conciliador". Una palabra que se echa en falta, y mucho, en los discursos de políticos de uno y otro lado. Claro, el problema es que la mayoría de los venezolanos nadan como pueden entre ambas orillas. No es fácil.
No obstante, parece que hoy todo está más calmado. Aunque ayer a la noche andaban a perdigonazo limpio debajo de mi casa. Como comentan los venezolanos: "Esto de guarimbear (disturbios, barricadas), se acaba el viernes. Aquí nadie jode la rumba a un venezolano". Y punto final.
martes, 29 de mayo de 2007
El caniche y los manifestantes
Una hora después andábamos corriendo de un lado para otro, en el barrio de Las Mercedes, en medio de la manifestación contra el cierre de RCTV. De repente, una estampida, y todos a correr para atrás. Llegan los efluvios de los gases lacrimógenos, los ojos pican y no tenemos los pañuelos con vinagre que recomiendan los expertos. Como suele ocurrir en Venezuela, la cosa comenzó con disparos de origen desconocido. Al principio eran perdigones, una hora después eran balas. Y así sucesivamente.
Agarramos el metro y nos plantamos en plena celebración del nuevo canal: TVes. Pleno centro de Caracas. "Aquí no vienen a manifestarse los escuálidos, es zona roja", comenta un chavista con quien compartimos cervezas. Todos de rojo, bebiendo cerveza y ron, bailando salsa. A la pregunta del animador: ¿cuantos chavistas hay? Un mar de manos se alza al aire, las caderas cimbrean, las sonrisas y los sarcasmos sobre los "escuálidos" abundan. Es una verdadera fiesta. Una amiga chavista me recomienda guardar el carnet de prensa internacional: mejor así, me dice, mientras corea: ¡Tvas- TVas-TVas-TVas!
Cerca de casa hay barricadas y neumáticos en llamas. Un tipo descomunal con dos piedras del tamaño de una tortilla de patata camina nervioso: "¡Con éstas, mato a dos! Y luego vendrá Bush con los F16 y sacará a la rata Chávez de su escondrijo. Es la única manera". A los pocos minutos, nos cruzamos con una madre y su hija que me preguntan si está tranquila la plaza Altamira. "Sí, les digo, hay barricadas y caúchos ardiendo, pero está tranquila" (la frase es digna de recordar). Treinta segundos después, veo correr a la madre y a la hija, adelantándonos. "Están disparando".
Ya en casa, a la media noche, bajo a acompañar a una amiga. Un cuadra, no más. El portero me mira sorprendido: "¿Dónde fuiste?", pregunta. "Acompañar a una amiga", respondo. "Pero no ves que están disparando, chamo", me espeta. "Coño, pensé que eran petardos". El se ríe: "Son 9 mm, chamo. La gente está arrecha. No conviene salir". "Pero disparan al aire, supongo", continúo con mi despiste. "Sí", me dice con sorna, "al aire de los pulmones del que pase debajo de su ventana".
viernes, 25 de mayo de 2007
Gastronomía tradicional
Hoy a la mañana una caravana de tanques y vehículos militares de la Guardia Nacional apareció sin aviso ni explicación en las calles del centro de Caracas. "No pasa nada, chamos". Aunque unos y otros parecen empeñados en que algo ocurra. "Tensa calma: rumba en la noche", comentan los caraqueños más desinhibidos...
miércoles, 23 de mayo de 2007
¡Uh Ah!
Como me decía un emigrante gallego con 54 años en Venezuela: la cuerda, cuando se tensa, siempre se rompe por el lado más delgado. Y ese es el de los que menos tienen. A su lado, otro gallego de verbo grácil y cantarín, me comentaba que antes robaban a los que tenían, mientras que ahora roban hasta a los que no tienen. Lo cual es peor: si tienes algo, lo puedes dar; si no, qué puedes dar.
"El problema de este país es que aquí nadie paga por delitos de robar plata", sentencia uno de los gallegos, "y yo me enteré demasiado tarde", suelta con la sorna húmeda del noroeste hispano.
martes, 22 de mayo de 2007
Tijeretazos al aire
En esta imagen, las dos culturas hablan sin entenderse, que es lo mismo que decir que se cuentan lo que cada una de ellas quiere oír de la otra.
Los antropólogos corretean en medio del discurso: puntuándolo, macerándolo, corrigiéndolo, enmarcándolo, clasificándolo. Y así se escriben los libros, a base de intentos, de esbozos. Tijeretazos al aire, decía un amigo. Pero no hay paraíso en estos lugares, ése es un prejuicio que llevamos con nosotros, en la mochila. En muchos casos la realidad es infernal: paludismo, fiebre amarilla, alcoholismo, aguas podridas que revientan estómagos, dengue. El espejismo del espacio virginal es un invento barato escrito por románticos de postín. Algo que sólo se puede ver a través de las aletas de la nariz de los jiwis. Todo esto se piensa, casi sin saberlo, mientras se contempla el atardecer en el río Orinoco: la potencia sobrehumana, implacable de la naturaleza que no necesita al hombre para pensarse.
lunes, 21 de mayo de 2007
El loro
jueves, 17 de mayo de 2007
Bachacos en las encías

viernes, 11 de mayo de 2007
Los motores a máxima revolución

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al que los opositores llaman el PUS, ya ha comenzado el proceso de inscripción de militantes. En paradas de metro y en plena calle se ven a funcionarios del Consejo Nacional Electoral (CNE), apostados tras una ventanilla teatral y con sendos ordenadores portátiles, realizando los trámites. Obviamente, siempre con colas, deporte nacional en Venezuela. No obstante, ya han saltado las primeras acusaciones sobre presiones y amenazas a trabajadores públicos para que se inscriban si quieren mantener su empleo. El clima político en Venezuela, como siempre, amenaza lluvia; pero el clima, en Caracas, es abrasador. Reina el sudor. Los perros continúan durmiendo su eterna siesta.
PD - El domingo me voy a un encuentro de Chamanes en el Alto Orinoco, volveré a escribir a mi vuelta, el jueves próximo. El lugar se llama Isla Ratón, búsquenlo en el mapa.
miércoles, 9 de mayo de 2007
Taxímetros
Otro taxista, a quien le faltaban en la mandíbula superior los mismos dientes de disponía en la mandíbula inferior y viceversa (estuve un minuto cavilando acerca de cómo podría comer un filete de ternera), me comentó en una carrera eterna gracias al celestial tráfico de la capital, cómo había sido atracado en el centro de Caracas.
Dos hombres se subieron al taxi, uno delante y otro detrás. Al cabo de unos minutos, en plena autopista del Libertador, el del asiento de copiloto saca una pistola automática, y el de detrás una llave inglesa. Y le exigen que les entregue el dinero recaudado y el carro. El taxista, chavista confeso y pasional, asiente. Pero al instante siguiente busca en su calcetín un aparato de seguridad para alertar a su compañía de taxis y a la policía. Los malandros, ante el gesto del taxista, le llueven a palos, mientras le gritan que no se puede ser amable, porque así te lo pagan. "Me dejaron tirado en el piso de la carretera", me comentaba. "Llegué a pensar que había llegado mi hora, maldita la gracia que le hace a uno, tragué arena". "Desde entonces, voy con este trasto (un dodge de los 70), para qué voy a comprar carro nuevo si te lo quitan".
"Chávez ha hecho mucho por este país, excepto con la violencia y la inseguridad, sigue igual que antes", concluyó.
lunes, 7 de mayo de 2007
Como monos
Ayer fuimos a cenar a la Casa de China en Caracas: pato, cangrejo, arroz y revuelto de verduras. El camarero un tipo muy dicharachero, nos comentaba las bondades del la cocina china en un castellano del que sólo entendíamos un 30%. Y nos explicó que todos los chinos de Caracas proceden de la misma región, Cantón. Los chinos emigran por pueblos completos. Y se instalan tal cual. El chino se reía, y nos animaba a tomar mejillones. Finalmente, acudió otro chino y nos preguntó, con acento caraqueño:
-¿Cómo fue la vaina?
No hay nada más desconcertante que escuchar a un chino hablar venezolano o ver a una china bailar reggaeton: choque de culturas. Marco Polo tuvo que sentir algo parecido, pensé mientras trataba de acertar un grano de arroz.
Hace dos semanas mataron en las afueras de Caracas a Yannis Chimaras, conocido actor de telenovelas y presidente del sindicato de actores bolivarianos, con 5 puñaladas en el pecho. La inseguridad en Caracas no es algo nuevo, pero el Ministro del Interior salió poco después en televisión para asegurar sin que se le moviesen un ápice las comisuras de los labios, que el asesinato lo había planeado la oposición para generar alarma en el país (Está grabado). Cada fin de semana se producen en Caracas 40 asesinatos. Mueren bolivarianos y no bolivarianos. Sin embargo, en los informativos del canal estatal sorprende una ausencia: no existe la sección de Sucesos. Por lo que a ellos respecta, no ocurre nada. Nada de nada.
viernes, 4 de mayo de 2007
Venezuela, tres vistazos
2)Ayer, en Caracas, con los chicos de Basurama, que se dedican a reutilizar toda la basura que encuentran a su paso, contemplé la fascinación de los vecinos del barrio de Chacao por aquello de jugar como niños con cuerpos de adultos. Los adultos se acartonan, los niños se doblan. Ahora, a ellos les parecían horripilantes las latas de cerveza Brahma en la que salen mujeres casi, casi en pelotas como reclamo publicitario. Nosotros tratábamos de asegurarles que era de lo mejor de Venezuela. Y en el toma y daca se fueron unas cervezas, sin chicas ilustradas y de un sobrio minimalismo abstracto. No nos convencieron con su cabal racionalismo, no les convencimos con nuestra irreverente superchería.
3)En un titular del Últimas Noticias, diario de filiación chavista:
- Los "super" casi pelaos - Cuesta hallar carne, sardinas, caraota, leche y queso blanco.
Mientras, las argumentaciones de que no hay escasez son contrarrestadas, con el argumento peregrino de que se trata de un alza de la demanda, por parte de los economistas de rojo. Y entre unos y otros, la gente hace cola en el súper...
jueves, 3 de mayo de 2007
La Polar
Pero si la añades a una arepa de pernil con queso amarillo o una reina pepiada (aguacate con pollo), el plato se convierte en delicioso. Por cierto, la reina pepiada es otro de los grandes símbolos areperos del país. De hecho, William Brownfield, antiguo embajador de EEUU en Caracas, se quejaba irónicamente hace unas semanas de que entre las críticas recibidas por su embajada se encontraba (además de intentos de magnicidio, encuentros con los paramilitares, ansiedad imperialista) la de comerse demasiadas arepas reina pepiada....
miércoles, 2 de mayo de 2007
Choroní
Playas paradisíacas en los que el único ruido es el de algún coco que cae, dándole de nuevo la razón a Isaac Newton, una vez más.
Sin embargo, a pesar de las frases rebuscadas de jóvenes publicistas que venden a Choroní como un oasis de tranquilidad y conversación íntima con la naturaleza, ha sido el primer lugar de Venezuela en el que he visto una playa masificada. Playa Grande. Cada centímetro de arena estaba ocupado, y los vendedores ambulantes revoleteaban en torno a los bañistas sin parar. Todo en venta. Me recordaba a una vaca somnolienta espantando las moscas con el rabo en un prao asturiano.
Era difícil dormir. Uno de los grandes placeres, y sin duda, el más económico.
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