Una hora después andábamos corriendo de un lado para otro, en el barrio de Las Mercedes, en medio de la manifestación contra el cierre de RCTV. De repente, una estampida, y todos a correr para atrás. Llegan los efluvios de los gases lacrimógenos, los ojos pican y no tenemos los pañuelos con vinagre que recomiendan los expertos. Como suele ocurrir en Venezuela, la cosa comenzó con disparos de origen desconocido. Al principio eran perdigones, una hora después eran balas. Y así sucesivamente.
Agarramos el metro y nos plantamos en plena celebración del nuevo canal: TVes. Pleno centro de Caracas. "Aquí no vienen a manifestarse los escuálidos, es zona roja", comenta un chavista con quien compartimos cervezas. Todos de rojo, bebiendo cerveza y ron, bailando salsa. A la pregunta del animador: ¿cuantos chavistas hay? Un mar de manos se alza al aire, las caderas cimbrean, las sonrisas y los sarcasmos sobre los "escuálidos" abundan. Es una verdadera fiesta. Una amiga chavista me recomienda guardar el carnet de prensa internacional: mejor así, me dice, mientras corea: ¡Tvas- TVas-TVas-TVas!
Cerca de casa hay barricadas y neumáticos en llamas. Un tipo descomunal con dos piedras del tamaño de una tortilla de patata camina nervioso: "¡Con éstas, mato a dos! Y luego vendrá Bush con los F16 y sacará a la rata Chávez de su escondrijo. Es la única manera". A los pocos minutos, nos cruzamos con una madre y su hija que me preguntan si está tranquila la plaza Altamira. "Sí, les digo, hay barricadas y caúchos ardiendo, pero está tranquila" (la frase es digna de recordar). Treinta segundos después, veo correr a la madre y a la hija, adelantándonos. "Están disparando".
Ya en casa, a la media noche, bajo a acompañar a una amiga. Un cuadra, no más. El portero me mira sorprendido: "¿Dónde fuiste?", pregunta. "Acompañar a una amiga", respondo. "Pero no ves que están disparando, chamo", me espeta. "Coño, pensé que eran petardos". El se ríe: "Son 9 mm, chamo. La gente está arrecha. No conviene salir". "Pero disparan al aire, supongo", continúo con mi despiste. "Sí", me dice con sorna, "al aire de los pulmones del que pase debajo de su ventana".
5 comentarios:
Excelente post, si señor. Uno se hace una visión de conjunto.
Da gusto leerte.
Eso si que es una batalla (del salado).
Estuviste, miraste y contastes. Si señor, lo que ve siendo periodismo de verdad, mayormente. Un placer
Emiliuken
Amigos: Gracias por los halagos. Pero que esto no os quite las ganas de disfrutar de Venezuela: el Caribe sigue impertérrito.
Llevamos unos días de curro eterno, parece que hoy se ha calmado algo la cosa. Aunque ayer a la noche anduvieron a balas y piedras debajo de mi casa a la noche, para no perder la costumbre
Da gusto leerte, Fon. Y un poco de cague, también... Lo que yo te decía: no te has agenciado todavía una pipa? Jajaja! Un beso desde el Montréal pacífico y sin pistolas
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