lunes, 25 de junio de 2007
Instantánea para una biografía aventurera
Ahí está, una anaconda en todo su esplendor. Olía a mierda, literalmente. Y pesaba un quintal. Claro, aquí andamos Eneas y yo (Jaime está tras la cámara) en la zona trasera por aquello del respeto y el cuidado a uno mismo. "Estamos en la casa de las serpientes", nos dijo nuestro guía, Ramón. Un llanero de esos de barriga prominente y sin los dos dientes centrales de tanto mascar no sé qué. La vimos al comienzo de la tarde, pero hasta los llaneros se asustaron de lo grande que era. "No, chamo, es demasiado grande". A las dos horas, volvimos y Ramón hizo la pregunta fantástica. "¿Volvemos por la anaconda, se atreven?". Yo respondí algo no muy parecido a un sí. Y nos fuimos, o me llevaron. Brito, el niño, la miraba como quien mira un croissant. Primero tuvimos que obligarla a moverse para que se desenroscase. Luego, el hijo de Ramón (quien la sostiene por la cabeza), la atrapó sin más ayuda que la de un palo. "Cojones como campanos", dirían en la tierra de Boves y la mía. Y ahí parado, a aguantar posando para la foto aventurera. La anaconda se enrosca con una fuerza asombrosa y las contracciones de su cuerpo impresionan por su descomunal potencia. Hubo dos intentos. El primero acabó con nosotros corriendo para un lado, y la anaconda enroscándose sobre el palo del hijo de Ramón. "En cuanto se enrosca hay que soltarla, lejos del agua. En el agua la anaconda puede contigo, en tierra puedes con ella". A la segunda lo conseguimos. No es inusual que las anacondas se coman enteros venados, reses, chigüires (roedores del tamaño de un perro que habitan los llanos venezolanos) y... claro está, ¡llaneros!
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5 comentarios:
coño!!que super anaconda...flipasteis??
como se nota que la estais agarrando por el final , no por la cabecita...
besitos
Ana
Si, eso digo yo, que estas cogiendo la parte más comprometida y pesada, casi como el señor del medio...Ánimo, que hasta el niño colabora.
Amigos, ahí os quería ver yo: agarrando al bicho de siete metros que pegaba unas dentelladas que asustaban a cualquier esfinter... Por cierto, el olor era hediondo!
joo, es guay!!
esfinter, hediondo...jeje..esas son las palabras a las que yo me refieria cd te dije que ultilizabas unas palabras rarisimas!!!
Tus santos cojones, Fon. Pedazo bicho.
Me quito el sombrero
Emiliukken
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