Ese es el grito de guerra: "¡Uh Ah! Chávez no se va". Aunque la otra versión, también rima: sí se va. Hace unos días, caminando hacia mi jugo matinal, vi a un tipo que recogía latas (un latero, hay muchos por el centro) tarareando ambas versiones, indistintamente. Chávez sí se va, Chávez no se va. Y riéndose para sus adentros, sorprendiéndose a sí mismo de la opción que tomaba, y de la facilidad del cambio. Existe descontento dentro del propio movimiento chavista, pero todavía es difuminado. Hay movilizaciones y el otro día, en Aragua, miembros de un sindicato boliviariano trancaron una carretera. Un diputado oficialista señaló que estaba bien eso de manifestarse y tal, pero que "ahora mismo no es el momento". Lo cierto es que la oposición tiene, actualmente, poco que hacer. A pesar de sus grandilocuentes aspavientos en el Parlamento Europeo, Marcel Granier (propietario de RCTV, el canal de tv que el Gobierno de Chávez cierra/cancela la concesión el próximo domingo) es un personaje de dudosa reputación que el día del golpe de Estado de abril de 2002 apareció en el palacio de Miraflores charlando amigablemente con los golpistas, mientras su televisión se dedicaba a programar películas y dibujos animados. La alternativa, si viene, vendrá desde dentro.
Como me decía un emigrante gallego con 54 años en Venezuela: la cuerda, cuando se tensa, siempre se rompe por el lado más delgado. Y ese es el de los que menos tienen. A su lado, otro gallego de verbo grácil y cantarín, me comentaba que antes robaban a los que tenían, mientras que ahora roban hasta a los que no tienen. Lo cual es peor: si tienes algo, lo puedes dar; si no, qué puedes dar.
"El problema de este país es que aquí nadie paga por delitos de robar plata", sentencia uno de los gallegos, "y yo me enteré demasiado tarde", suelta con la sorna húmeda del noroeste hispano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Al igual que lo viene haciendo con Estados Unidos durante años, el presidente venezolano ha multiplicado deliberadamente en los meses recientes su papel de provocador continental, encadenando decisiones que no pueden pasar inadvertidas. Hace semanas era su anuncio de abandonar el Banco Mundial, el FMI e incluso la Organización de Estados Americanos. O la nacionalización de las explotaciones petrolíferas del Orinoco. O la propuesta de un denominado Banco del Sur, que haría préstamos a gobiernos latinoamericanos sin el yugo "neoliberal". Le llega el turno ahora a la cadena Radio Caracas Televisión, abiertamente hostil a Hugo Chávez, que dejará de emitir a medianoche de este domingo porque el Gobierno venezolano ha decidido no renovar su licencia.
La medida de Chávez anunciada ya a sus conmilitones en diciembre, al calor de su incontestable nuevo triunfo electoral, es una grave muestra más de la imparable deriva del régimen hacia el caudillismo unipersonal, libre de contrapesos. Que la emisora televisiva más influyente del país pierda la licencia después de 53 años por su decidida enemiga hacia el presidente de la República -fue una de las cuatro que apoyaron el golpe contra Chávez de 2002- y su voluntad de no plegarse a las directrices del poder muestra el autoritarismo a ultranza y el carácter arbitrario del líder venezolano. Pero refleja también la inoperancia de los mecanismos de control que en los sistemas democráticos reequilibran y rectifican en su caso los abusos del Ejecutivo. En una Venezuela ayuna de instituciones realmente independientes, los deseos del jefe del Estado se convierten en ley, al margen de que, en este caso, un 70% de los ciudadanos, según una encuesta del mes pasado, estén contra el cierre de RCTV
En ningún país respetuoso con las libertades se silencian los medios críticos -aunque sean muy críticos, como es el caso- a golpe de boletín oficial del Estado y con el pretexto de que expira una licencia, hecho éste incluso sometido a controversia. Los jueces suelen estar ahí para impedirlo. Así lo han visto desde la OEA hasta el Senado de EE UU, que condena la medida en una declaración conjunta de los dos grandes partidos. Resulta desalentador en este sentido el tibio y rutinario rechazo ayer de la decisión de Chávez por el Parlamento Europeo, adalid de las libertades, en una Cámara vacía, prólogo del fin de semana. Y más desalentador aún por el hecho de que sólo tres diputados españoles se pronunciaran sobre la resolución. Un absentismo masivo que convierte en retórica la supuesta prioridad de lo hispanoamericano.
articulo de el pais post gusman
gusman: no reconozco tu nick, pero el artículo es ciertamente interesante.
Hay tanques en las calles, más como muestra de autoridad que otra cosa. Pero la cosa está tranquila.
Yo, de hecho, pienso salir de farra mañana sábado.
Publicar un comentario