Al fondo, el puente de Angostura. El primer puente del Orinoco. Debe su nombre a que se construyó en el cauce más angosto del río Orinoco, a su paso por la hermosa Ciudad Bolívar. Inaugurado por el presidente venezolano Raúl Leoni en enero de 1967. Tiene una longitud de 1.678,5 metros, y sus cuatros canales de tráfico discurren a 57 metros de altura sobre las aguas del río. Es el primer puente sobre el Orinoco (Chávez inauguró hace unos años el segundo: Orinoquia, un centenar de kilómetros río abajo, cerca de la vecina ciudad Puerto Ordaz; y hay un tercero en proyecto, río arriba, entre los estados de Bolívar y Guárico). Los dos últimos cuentan con el respaldo de la constructora brasileira Odebrecht, y con las obvias palmaditas en el hombro de Lula da Silva. Son los puntos de sutura que permitirán conectar Venezuela, país partido en dos por el caudaloso río Orinoco. Las riquezas del subsuelo del sur, saldrán hacia el norte a través de las arterias de acero y hormigón armado.
Hoy es 5 de julio, día de la Independencia de Venezuela. Tal día como hoy hace 196 años, Simón Bolívar & co. firmaron la declaración de independencia del Reino de España. Luego vendrían varias guerras sangrientas con centenares de miles de muertos. Y tiernos relatos de despechado y arrebatado patriotismo. Ayer, 4 de julio, fue el día de la independencia de los Estados Unidos. Es curioso. A palos verbalmente, EEUU y Venezuela tienen mucho más en común de lo que ambos quieren reconocer. La balanza comercial y los centros, también comerciales, lo certifican. Cómo no, por aquello de la lógica paradójica, se celebrará hoy en mi casa un fiesta conmemorando la independencia. Y Boves, en alma más que cuerpo, andará presente por la estancia.
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