La Carlos Gardel Avenue, en el centro de Miami (Miami downton). Miami no existe, está en construcción. El cielo de Miami está plagado de grúas y plumas. Están en ello. Tratando de rellenar el hueco conceptual que conlleva el hecho de nombrar una ciudad antes de rellenar el espacio. De lejos, el perfil de los rascacielos se recorta sobre el azul líquido.
Cuando uno se acerca (en coche, claro), se da cuenta de la pantomima. Están construyéndolo. Como una maqueta a medio hacer. No hay transeúntes, ni trabajadores, ni paseantes, ni basura. Los turistas miran la soledad aplastante de un gigantesco edificio de noticias vacío. Hay palmeras y banderas de los Estados Unidos. No hay más. Ni siquiera policía: ni una bolsa de pipas vacía. Según me contaron, en 15 años calculan que ya habrán acabado el centro de Miami. De momento, ciudad fantasma. Y entre sus inmaculadas calles, duerme la Carlos Gardel Avenue.
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2 comentarios:
¡Veo que conseguiste las fotos! ¡Eres un crack de la informática!
¡Yes, viajante! Y yo veo que me lees, lo cual es un halago cafkiano...
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