lunes, 19 de marzo de 2007

Proa

El caño de Piacoa, al fondo, por donde navega una curiara. En primer plano, un marino despistado. El río Orinoco, en época de lluvias (mayo-diciembre), se eleva más de 10 metros. Desde la barca detenida en tierra, en un atardecer de esos que asustan por la incapacidad de juzgarlo, a uno le da por pensar.

El proceso revolucionario mantiene su curso, con agua o sin agua. Y que reme el que vaya en la proa.

2 comentarios:

JaviA dijo...

veo que desde que vives en latitudes más cálidas, has decidido mantener tu ilustre cabellera a raya...

Anónimo dijo...

Estas ahcien famoso a remate el gran barbudo de la otra parte del charco, estoy frito con esos sombreros festivaleros que adornan tu cabeza cual coco en una palmera azotada por un huracan.