(En tres horas me voy al aeropuerto para un viaje de once horas: Caracas-Lima-Ciudad de México. 9 días, y un año nuevo después, regresaré. También se conoce como vacaciones. Hasta entonces. Ya os cuento México)
domingo, 28 de diciembre de 2008
Dieta
(En tres horas me voy al aeropuerto para un viaje de once horas: Caracas-Lima-Ciudad de México. 9 días, y un año nuevo después, regresaré. También se conoce como vacaciones. Hasta entonces. Ya os cuento México)
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Teoría y práctica del atasco caraqueño
Teoría:Las colas de tráfico en Caracas son su estado natural. El automóvil pasa la mayor parte del tiempo en punto muerto. En inmovilidad perpetua. No obstante, lo importante, lo fascinante es comprender cómo funcionan los atascos en Caracas. Porque son comprensibles, y su funcionamiento puede ser descrito y formulado con cierta precisión. En primer lugar, los factores estructurales: una gasolina extremadamente barata (menos de un dólar llenar el depósito), la última vez que se pensó en la planificación vial fue en 1960 (sin volver a pensar en ella), una cantidad de carros abusiva (las familias tienen varios carros: el de la madre, el del padre, el de la niña, el del niño), la longeva vida útil de los carros (el mío me saca cinco años de edad).
En segundo lugar, la cultura vial de los venezolanos. Las autopistas tienen dos carriles por sentido, más el llamado hombrillo (arcén). El hombrillo tiene una razón de ser bien sencilla: si alguno de los carros tienen algún problema puede hacerse a un lado sin afectar a la fluidez de la circulación. Eso dice, al menos, su enunciado. ¡Error! En Venezuela el hombrillo es el carril de aceleración. Si está ahí, es para utilizarlo. Y rápido. Todo el mundo adelanta por la derecha, por el hombrillo, con el pie del acelerador pisando el suelo. Claro, cuando alguien se echa a un lado por algún problema, y todo el mundo suelo tener problemas con el carro en Venezuela, aparece un fenómeno que al venezolano de a pie le parece igual de impredecible e inevitable que la lluvia o la niebla: el embudo. Todo dios se lanza a la izquierda para evitar el obstáculo. Se lanza, literalmente. Y se produce una especie de tetris automovilístico. Que, obviamente, siempre acaba en atasco. Ante la perspectiva del atasco (hay varios programas radiales dedicados a cubrir la información vial desde helicópteros), los conductores optan por los llamados "caminos verdes". Vías alternativas. Desgraciadamente, estas vías no son ningún secreto. De modo que se colapsan con rapidez. A esto hay que añadir que no se tiene ningún empacho en regresar marcha atrás desde el acceso de la autopista, para salirse del atasco que se avizora metros más adelante. De modo que, en la via de incorporación, se ven carros en retroceso por los carriles frontales, asustados ante la visión del monumental atasco. Lo que retrasa, asusta y atasca aún más.
Práctica:
Me comentaba una amiga caraqueña, mientras conducía, que me había "venezolanizado demasiado" al volante. Y me lo recriminaba. Para nada, le dije, me he "mimetizado" con el entorno. Y mientras se lo decía, lanzaba el volkswagen contra dos 4por4 en una intersección: como en el oeste, ganó el que menos tenía que perder, y el más rápido en desenvainar. Yo, y mi pobre volkswagen. Y me reí en alto como hacen los villanos de las películas de acción.
(Y así sucesivamente)
lunes, 15 de diciembre de 2008
Cumpleaños
Aguardando la clase de historia revolucionaria latinoamericana, en el Palacio Presidencial de Miraflores, un grupo de periodistas nos arrodillábamos para consultar internet. Los dispositivos inalámbricos brincaban en busca de conexión por los aires. "¿Cómo van? A ceros, pana". Todo estaba dispuesto para la aparición de los presidentes caribeños. Faltaba, claro, el retraso protocolario por estos lares. Y faltaban sillas. Gran parte de la delegación cubana contemplaba de pie cómo la mayor parte de los invitados gozaban de la espera con las posaderas en mullidas sillas de terciopelo. "¿Cómo van? Siguen a ceros". La gente de protocolo comenzó a traer café en vasitos blancos de plástico (como los que en los hospitales acompañan las salvadoras pastillitas de colores). Señal inequívoca de retraso, y paciencia. Y sillas. Pero las sillas las traían una a una, temerosos quizá de dejar alguna sin dueño. La sala estaba abarrotada. Los servicios de seguridad cubanos, los servicios de seguridad venezolanos (compuesto también por cubanos), protocolo de ambas delegaciones, ministros, viceministros, subministros, directores y subdirectores, camarógrafos, periodistas, los músicos de la banda militar que interpretarían ambos himnos con sus respectivos instrumentos: trombón, clarinetes, timbales, trompetas. "Horror vacui". "¿Cómo van? Paró un penalty el huevón de Casillas. ¡No jodas!. Déjame ver. No se puede ver, la conexión falla. Sólo leer. Minuto 70 ". Aparece el encargado de prensa para explicar que se va a realizar un sorteo para el turno de preguntas pero que, en principio, no habrá preguntas. Un sorteo para unas preguntas que no se van a poder hacer. Sorteamos, y no gano, claro. No gana nadie, porque no hay preguntas. Ya bajan los cancilleres, ya bajan los presidentes. "Goooooool, sí, gooool. ¡¡¡¡De Eto´o!!!!" Corriendo para atrás, a leer la narración. Comienzan los himnos, y Chávez le pone la mayor condecoración de la república venezolana a su homólogo cubano, Raúl Castro. La cruz de Simón Bolívar. Y luego le entrega una réplica de la espada del Libertador. Castro regala a Chávez una foto del verano de 1958. En ella se le ve, a Castro, mirando una bandera venezolana escondido en una casa de campesinos en el oriente cubano, con la revolución cubana ya en el horizonte. Se abrazan, se saludan (militarmente), se besan. Se despiden. Entre los cables, los trípodes, las grabadoras y los trombones de varas, confirman el segundo gol, de Messi. ¡Mierda! miro el reloj. Acabo de cumplir 30 años.
martes, 9 de diciembre de 2008
Los interruptores
domingo, 7 de diciembre de 2008
El asfalto del cielo
Ocurrió hace un par de semanas. Frente a mi casa hay una decena de plazas de aparcamiento. Para los vecinos que no poseen plaza en sótano. Entre ellos estoy yo, claro. Al lado del volkswagen solía dormitar una 4 por 4 (rústico, para los venezolanos), de color naranja con franjas zules, además contaba con varios extras de esos de aventurero de fin de semana. Luces especiales, extractor elevado del radiador, portabidones exteriores, etcétera. En fin, todo de lo que carece el mío. Una mañana lo robaron. El 4por4, quiero decir. Mi volkswagen amaneció sin pareja. Pero también sufrió. A las 6 y meda de la mañana, cuando los pájaros todavía están con el primer café, me despertó el vigilante. !Baje, rápido, han tratado de robar "la nave" (a mi carro lo llama "la nave" con una ironía más que evidente)". Traté de lavarme la cara (sin acertar del todo), agarré las llaves y llamé al ascensor. El vigilante llevaba tomando café toda la noche. Estaba ebrio de cafeína y sorpresa. Me explicó: los "choros" habían tratado de abrir mi carro (cosa improbable, porque en esa época estaba sin batería, lo cual nos llevaría a otra historia más larga), después habían roto la antena de la radio de mi carro (la radio tampoco funciona habitualmente, sólo Radio Nacional de Venezuela, el canal público, y en determinados tramos, preferentemente cercanos a las montañas) y la había utilziado como ganzúa para abrir el otro carro. Lo consiguieron. Y ya no está. El vigilante del turno, a quien había sustituido mi despertador, se había dormido. Lógico, pensé (yo mismo todavía con los pensamientos esquivando sueños). El nuevo vigilante continuaba con la perorata. A la vez, me enseñaba "el hierro" (la pistola), con orgullo. Decía que la quería haber podido utilizar, y me preguntaba si quería una. Parapadeé de sueño y asombro. "No, gracias, chamo, mientras tengas tú una..." Días después, volvieron a tratar de llevarse el volkswagen. Entonces, el problema era el carburador (ya funciona). No han vuelto, con razón. Tiene que ser desesperante tratarte de llevar un carro que no va. Como la vida de esta palmera, a la sombra de los árboles de hormigón.
martes, 2 de diciembre de 2008
Otra vez
Andaba en casa, de domingo, probando las mil y una maneras de repantigarme en el sofá de casa. Conseguí cerca de 20 posturas distintas (todas temporalmente agradables), en las cinco horas de reflexión horizontal. Leí (Historia de América Latina, de Leslie Bethlem, y El pasado, de Alan Pauls), escuché música (Ray Barretto, Ry Cooder, Hermanos Lebrón), vi fútbol (Milán-Palermo) y baloncesto (Portland - Dallas), y en un momento de debilidad conecté el canal público y escuché al presidente "autorizando" al Partido Socialista Unido Venezuela (PSUV) a que comenzase los trámites para iniciar una enmienda constitucional de cara a la reelección presidencial indefinida de sí mismo. A gritos, ante una multitud enfervorecida. Todavía me bailaban los rones en la cabeza. Curiosamente, ya presentó la misma propuesta en el referendo de diciembre de 2007. Y, también curiosamente, resultó derrotada en aquella histórica "victoria de mierda". Curiosamente, también, encontré una cerveza en la nevera. Volvemos a las andadas, pues. ¡Feliz navidad!, que ya comienzan a decir por aquí...jueves, 27 de noviembre de 2008
Lluvia de malandros
Hace una semana llovió en Caracas como si Noé fuese el hombre del tiempo de Venezuela. Un "palo de agua" de más de seis horas de duración. Murieron cinco personas, ahogadas entre el barro de los deslaves. Como siempre, los barrios, con sus construcciones de ladrillo, tablas y uralita fueron los grandes afectados. El río Guaire estuvo a centímetros de desbordarse, lo que habría convertido a la capital en una alcantarilla. Lo más sorprendente (en Caracas la clasificación de "lo más sorprendente" se renueva cada día) fue leer la prensa al día siguiente. Las críticas y acusaciones sobre los efectos devastadores de las lluvias no se ceñían a deslaves, corrimientos de tierras, inundaciones, áraboles caídos, como pudiera parecer; si no a los múltiples robos que sufrieron los automovilistas que se quedaron atrancados en infinitas colas (algunos se vieron obligados a dormir en el carro) .El hampa, como dice el ministro del Poder Popular de Interior y Justicia, aprovechó mezquinamente la situación y, a bordo de motocicletas, se dedicó a ir carro a carro, desvalijando y tomando todas pertenencias de valor de los conductores a punta de pistola. No se podía huir, la policía no respondía a sus llamadas por el atasco monumental en que se había convertido la capital, y muchos de sus efectivos estaban ocupados tratando de desalojar las viviendas de la parte alta de los cerros que corrían peligro venirse abajo. Como los pescadores se acercan con sonrisa malévola a la red preparada, los malandros aprovecharon la situación de vulnerabilidad absoluta de los conductores, y fueron "recogiendo el pescado" con profesional serenidad. Cientos de robos fueron reportados a las fuentes policiales que se limitaban a contrastar y registrar el delito en sus libretas húmedas . "A río revuelto, ganancia de pescadores", dicen en un pueblo muy cercano al mío. Al día siguiente, muchos conductores amanecieron al volante. Su nuevo problema: agarrar el sentido contrario para ir al trabajo.
lunes, 24 de noviembre de 2008
El mantel de la revolución
En breve, el chavismo consigue 17 de las 22 gobernaciones. La oposición, las cinco restantes. Eso es matemática; la política es la zambullida posterior en la realidad social venezolana: de cabeza, con bañador y gafas de bucear. La oposición (parte de la cual, había llamado a la desobediencia civil y a no reconocer los resultados: en una muestra preclara de cinismo democrático) ha ganado la capital, Caracas (incluso en Petare, una de las mayores barriadas marginales de Lationamérica). Además, el estado industrial de Carabobo, el petrolero del Zulia, el fronterizo con Colombia del Táchira, el insular de Margarita y el capitalino de Miranda. Casi el 44 por ciento del electorado. No obstante, Chávez gana con 5.6 millones de votos frente a los 4.1 de la oposición. Difícil es mantener la teoría de la dictadura, tan difícil como sostener que los venezolanos quieren el socialismo. Esto no es Cuba. Parece mentira que un tipo tan hábil al pulsar las teclas de la cultura y el imaginario venezolano como el presidente, siga empeñado en desconocer a esa población que le ha encumbrado al poder. Venezuela se ríe de propuestas sobre la propiedad comunal, (a mandíbula batiente, lo diga Chávez o el mismísimo Bolívar), el trabajo voluntario y gratuito una vez a la semana, y la lectura de el Capital como libro de cabecera. La única conexión entre la revolución cubana y la venezolana es la pasión por el béisbol.
Lo más interesante del resultado de estos comicios es ver cómo las dos visiones de país se las arreglan para compartir mesa y mantel, y pedirse la sal unos a otros, y acabar pagando a medias la cuenta. Y, sobre todo, ver quien se encarga de fregar los platos y barrera la cocina.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Pícaros del Caribe
"Ni es Sancho Panza ni el Lazarillo de Tormes. El bribón venezolano es diferente. En una encuesta informal a compatriotas que vivían en Zurich, Capriles preguntó qué era lo contrario de pícaro, y obtuvo un rosario de adjetivos negativos: "un pajúo", "un huevón" o "un bobo", por ejemplo. En cambio, los suizos increpados respondieron respondieron que lo contrario del pícaro es un "caballero" o un hombre "sincero".
¡Córcholis!, que decía mi abulo. Es estimulante este mundo de las acepciones contrapuestas, a las que les separa un océano (y medio) de distancia. En la foto, Enrique, pescador margariteño que cambiaba bidones de gasolina por sacos de azúcar o harina, desde su paraíso solitario de Isla Tortuga. Lo poco que sé de Venezuela, me lo enseñó él en un día medio, mientras comíamos langostas y barracudas.
lunes, 17 de noviembre de 2008
Música y revolución
La felicidad del gerundio.
Aquí un grupo de fanáticos del ska vallecano, ataviados con las franelas características de la revolución. En plena efervescencia antiimperialista. Aguardiente, finas hierbas, malabares y las omnipresentes referencias al presidente Bush, que ya parece un género en sí mismo. El concierto, debajo de mi casa, se prolongó hasta las 4 de la madrugada. Bajé, me tomé una cerveza (en lata), me imbuí del ambiente festivo, traté de conseguir (sin éxito) las zapatillas revolucionarias (bien bonitas, bien rojas) que lanzaban los miembros de las Juventudes del Partidos Socialista Unido de Venezuela desde un camión a modo de Reyes Magos y me fui a casa a verlo por el canal público de la televisión venezolana en la soledad de la madrugada. Esto en el centro de la ciudad. En las afueras, cerca de Oritopo, en la carretera que lleva a los valles del Tuy, el festival Movistar con un propuesta directa a los celulares. Al entrar, varias maniquíes neumáticas que luego resultaron estar vivas y ser "promotoras". "Enciende tu bluetooth, enciende tu bluetooth", repetían sin parar a modo de mantra. Me entró miedo (un miedo borroso, impreciso), y me fui corriendo.
En ambos eventos, la misma cantidad de público, en torno a 6.000 personas. Precio de la Caravana de la Alegría revolucionaria: 0 BsF. Precio del Festival Telefónico: 350 BsF. También se habló de George W. Bush. El carismático y espasmódico Michael Stipe celebró la victoria de Obama con imágenes proyectadas en las inmensa pantallas de plasma del candidato criado en Hawai. Bush reina en el horizonte del paisaje venezolano. Y a uno no le queda más remedio que acabar preguntándose, al modo del orondo e irónico MVM, si se acabará diciendo aquello de "contra Bush vivíamos mejor". Esperemos que no. Maldita ironía.
martes, 11 de noviembre de 2008
De la flojera como una de las bellas artes
En efecto, una de las más bellas artes, no siempre bien ponderada, es la flojera (pereza). Y en Venezuela la cultivan con gran cuidado y esmero. Andábamos por Chuao, en la costa de Aragua. Cuna del mejor (dicen) cacao del mundo. La economía de Chuao gira en torno al cacao, pero es una rueda que gira sin muchas prisas. A Chuao sólo se puede llegar en lancha, puesto que el recorrido a pie desde Choroní, lleva (dicen) algo más de dos días. El pueblo es tan sencillo como hermoso, no sobra nada. Están los elementos básicos de fábula infantil: una plaza, una iglesia, un puesto de policía, una parada de bus. El resto son casas y licorerías. Las calles son limpias y sin asfaltar, perfectas para caminar descalzos. Hay un autobús pequeño que trajeron entre cuatro lanchas, y dos camionetas desvencijadas. Y cacao, claro. El autobús hace el recorrido Playa-Chuao-Playa cada dos horas y media. En los vidrios del autobús, (no todo el bus tiene vidrios, algo que se agradece), se lee: "Las mujeres interesadas en ligarse (las trompas) pueden acudir a la parroquia de Chuao para informarse". Es un anuncio interesante y que da que pensar, en los veinte minutos que dura el trayecto, acerca de las relaciones entre los sacerdotes y la comunidad, (y de la comunidad entre sí, claro está).Para llegar a Chuao hay que caminar unos cuarenta minutos a la sombra de las palmeras, los plátanos y las plantas de cacao. Es un paseo maravilloso. Hace un calor extenuante y la luz es blanquísima, de esa que achina los ojos. El color verde se vuelve translúcido. Dicen que hay dos policías, un hombre y una mujer, y que sólo se ponen los uniformes los fines de semana, cuando se dejan caer algunos turistas, a modo de disfraces. Entre semana ponen a secar el cacao en la plaza. En la pequeña playa, en cuyo extremo oriental desemboca un pequeño río que sirve de aparcamiento para las lanchas de los lugareños, hay varias chozas que actúan a modo de restaurantes. Allí me dirigí a encargar cuatro pargos con banano frito, ensalada y ron. Había cuatro personas que se balanceaban a modo de segunderos en sus hamacas. Saludé, y pregunté por la cocinera. Le expliqué lo que queríamos. "¡Ay, musiú, es que me da una flojera! ¿Cuatro quiere, seguro? No sé, no sé". Debió ver mi mueca de asombro (y de hambre). Sonrió, bajó la mirada. De otra de las hamacas, una que se movía más despacio (los minutos, pensé), emergió la cabeza redonda de un hombre. "Vamos, Evelyn, en un ratico lo tienes listo", dijo. Y volvió a sumergirse en el conteo de los minutos. Evelyn no lo tenía nada claro, y rascaba con una uña la corteza de la palmera que les daba sombra y apoyo a sus hamacas. "Ay, señor", suplicó, y por un momento pensé que estaba obligándola, mientras veía detrás el cartelito de madera pintada que ponía "restorán". "Así arregla el día, y ya acaba", reflexioné en voz alta. Funcionó. Me llevó a la cava donde guardaba el pescado: roncadores, pargos, carites... Escogí los más grandes. Finalmente, cuando vi que encendía el hornillo del gas, salivé.
domingo, 9 de noviembre de 2008
El antiguo futuro
jueves, 6 de noviembre de 2008
La espera
Ahí, en el medio del patio, tenían una reproducción de la caja negra en la que meten al terrorista Carlos Ilich Ramírez, también conocido como "Chacal", cada vez que lo trasladan en Francia, donde cumple condena. Carlos Ilich es un héroe en el Cuartel de San Carlos, el lugar donde la policía política venezolana de los años 60 y 70 recluía y torturaba a los presos políticos. Hoy en día está retomado por algunos de esos guerrilleros que se niegan a convertirlo en museo. Quieren que siga viva con las cicatrices de los muertos al aire, bien visibles. De aquí huyeron algunos de los políticos que están hoy en el poder, o en los alrededores. Aquí estuvo preso Hugo Chávez tras su fallido golpe de estado de 1992. Antiguamente era una de las alcabalas que contralaban la salida y entrada de mercancías a Caracas, ya que se encontraba en el Camino de los Españoles, que conectaba en la época colonial la capital con el puerto de La Guaira. Es, también, la sede del comando de campaña del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Todo es rojo, menos las piedras. Aquí acuden todos los días los miembos de las diferentes comunidades y consejos comunales a presentar sus proyectos, quejas, reclamaciones, sugerencias. A la puerta del despacho, se amontonan las personas, la mayoría de edad avanzada, con pequeñas carpetas en las que guardan sus planes. La gente del PSUV los recibe y los escucha. El trajín es constante, la revolución es una palabra cotidiana que se emplea para todo: saludarse, despedirse, expresar afecto, pasión. Todas las sillas son de plástico, de esas que se encuentran en las playas de este y el otro lado del océano. Un anciano pulcramente vestido, con corbata (y alfiler de corbata), chaleco, americana y reloj de bolsillo con cadenita, todo del color de los dorados atardeceres del verano. Sus zapatos responden con sus destellos afilados al sol de martillo de la mañana caraqueña. Se diría que acaba de salir de las páginas de un libro. La paciencia la trae en la mirada. Se apoya contra una pared. No hay sillas disponibles. Se le ve fatigado y decidido a la vez. Alguien, a los 45 minutos, le acerca una silla, otra silla de plástico. El anciano se sienta, y su gesto dibuja el calmado deleite de la espera sentado. Pasa una hora, quizá más. Alguien le llama. Se incorpora y se acerca a la puerta, que permanece entornada. Asoma la cabeza, y dice con extremada delicadeza, con la elegancia de un tiempo casi perdido: "¿Permiso?"
lunes, 3 de noviembre de 2008
Simón que estás en los cielos
viernes, 31 de octubre de 2008
Playa
Me voy a la playa.
miércoles, 29 de octubre de 2008
Política de hechos consumados
domingo, 26 de octubre de 2008
Sano y salvo
Venezuela siempre ha mirado más hacia el norte yanqui que hacia el este europeo. De ahí, que el béisbol sea el deporte nacional, incluso el deporte del presidente nacional, que confesó su deseo de ser pelotero profesional en las Grandes Ligas antes de convertirse en revolucionario a tiempo completo. Las estadísticas en el béisbol rayan en lo sobrenatural. Un ejemplo: "porcentaje de bateo con dos strikes fuera de casa ante lanzadores zurdos después de la quinta entrada con jugadores en tercera base en postemporada". Suena a enunciado teológico, un misterio insondable se esconde tras semejante sintaxis. No todo el mundo comprende mi conversión al bate, a modo de San Pablo que cae de su caballo y recoge un guante de béisbol que le ilumina. Escribo esto tras acudir al estadio a ver un Leones de Caracas contra los Tiburones de la Guaira (5-4), en la televisión el cuatro partido de las Series Mundiales de las Grandes Ligas yanquis entre Philadelphia y Tampa Bay.
Al acabar, el tipo de la megafonía del estadio, deseó a todos los presentes que llegasen a casa "sanos y salvos". Lo dijo con un tono de oscura perentoriedad, como si quisiese acabar diciendo: "sé por qué lo digo". Afortunadamente, no lo dijo. El silencio de lo no dicho quedó pendiente en el aire.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Historia del (barril de) petróleo
Hoy acabé de leer este libro. El barril de petróleo venezolano cerró la semana pasada a 68 dólares. Y hoy el presidente Chávez dejó dicho que hasta 55 dólares, lo mismo le da. Del libro, de más de mil páginas, uno aprende lecciones básicas. 1)A nadie le interesa el petróleo por las nubes, especialmente a los países productores: pan para hoy y hambre para mañana. 2) El petróleo barato es consecuencia más de la voracidad y torpeza de los países productores que de la sed de demanda de los países consumidores.
En fin, el equilibrio del precio del petróleo es uno de los casos de funambulismo en la cuerda floja más fascinantes de la historia de economía. El libro escrito por un yanqui (estos libros sólo son capaces de escribirlos los yanquis), acaba así. Y comienza con la historia del coronel Drake que encontró petróleo por primera vez en el oeste de Pensilvania en 1859.
El petróleo en crudo al igual que los productos refinados se transportan en la actualidad en petroleros, a través de oleoductos, en gabarras y camiones. Coloquialmente en todo el mundo se mide en "barriles", a pesar de que en la actualidad difícilmente habrá un profesional del petróleo que haya visto los antiguos barriles de petróleo excepto en un museo. Cuando el petróleo comenzó a fluir por primera vez en los pozos del oeste de Pensilvania en la década de 1860, los petroleros desesperados saquearon las granjas, establos, bodegas y los basureros en busca de algún tipo de barril - de melaza, de whisky, de sidra, de trementina, de sal, de sal, de pescado, o de cualquier cosa que estuviera a mano-. Pero a medida que los toneleros fueron haciendo unos barriles especiales para el petróleo, surgió un tamaño estándar que sigue siendo la norma en la actualidad. Es de 42 galones (159 litros). La cifra se tomó prestada de Inglaterra, donde un estatuto de 1482 durante el reinado de Eduardo VI estableció los 42 galones com o medida estándar para terminar con las "sisas" y los "engaños" en el embotado de pescado. En aquellos momentos la pesca de arenque era la principal actividad del Mar del Norte. Para 1866 los productores de Pennsilvania confirmaron el barrill de 42 galones como su estándar, dejando así el barril de vino de 31 galones y medio o el barril de cerveza de 32 galones de Londres o el barril de 36 galones de Londres. Lo que nos lleva a la actualidad. Porque el barril de 42 galones todavía se utiliza como medida estándar, aunque no como receptáculo físico, en el mayor de los negocios del Mar del Norte que, desde luego, ya no es la pesca de arenques.
(La historia del Petróleo. Daniel Yergin, Vegara, 1992, Buenos Aires, Argentina)
lunes, 20 de octubre de 2008
Cabezas reducidas
jueves, 16 de octubre de 2008
Teología
miércoles, 15 de octubre de 2008
Quito
Quito es una ciudad limpia, de pequeña escala, ordenada. Está, además, sorprendentemente cerca de las nubes. Y todas las tardes, llueve. El centro histórico es una maravilla que hace revivir los tiempos de la colonia y la independencia. Conserva el sabor de un tiempo ya perdido, dos siglos atrás, en el que la naftalina, las damas de compañía, los rosarios de cuentas, los hijos ilegítimos y las bayonetas oxidadas eran los pilares de la sociedad . Está, por tanto, repleto de iglesias y referencias a los insignes próceres de la independencia ecuatoriana. Es bonito y barato. Supongo que también aburrido. Por ello, es un lugar que invita a pasear con calma por las calles empedradas. Los quiteños son tan amables que, a veces, pueden pasar por pusilánimes. Al fondo, los grandes volcanes el Cotopaxi, el Pichincha y el Chimborazo, que no vimos por la niebla. Me recordó, no sé por qué, a una Londres americana en miniatura en busca de su Jack El Destripador...
jueves, 9 de octubre de 2008
Volando voy
"A mí también me gusta dedicarle tanto tiempo a estar ausente", canta el Sr. Chinarro desde uno de esos laptops última generación.Así que aprovechando la burocracia criolla, que convertiría a un tipo como Kafka en escritor costumbrista, me voy a la mitad del mundo, también llamado Ecuador. Estaré 5 días en Quito. Veré los Andes desde arriba. Cuando regrese, os cuento.
martes, 7 de octubre de 2008
Librería
Mis últimas compras:
1) Las lanzas coloradas - Arturo Uslar Pietri 4 Bs.F (le sonaba el nombre)
2) 24 horas en la vida de una mujer - Stefan Zweig 3 Bs.F (estaba húmedo y el nombre era raro)
3) Cuentos grotescos - José Rafel Pocaterra 5 BsF (a éste le conocía, fue político venezolano)
4) Quijote y los perros - Antología de relatos bolivianos bajo la dictadura de Hugo Banzer 2 BsF (éste estaba algo roto)
jueves, 2 de octubre de 2008
Flotan los brazos
Este es el río Guaire que atraviesa, y parte en dos, Caracas.La noticia del popular diario Últimas Noticias:
LOCALIZAN DOS BRAZOS FLOTANDO EN EL GUAIRE
Caracas.- Un par de extremidades superiores, presuntamente de una mujer, fueron localizadas en las aguas del río Guaire.
A las 7.00 p.m de ayer, los funcionarios policiales obsevaron zamuros (aves de rapiña) en el Guaire. Al fijar la atención en el lugar donde se encontraban las aves, les pareció ver un brazo flotando, y de inmediato llamaron a los Bomberos Metropolitanos.
Hasta el lugar se desplazaron cinco efectivos. Un brazo fue ubicado cerca de la ribera del río y el otro a cien metros de ahí. En las muñecas de las manos, se apreciaban surcos de ataduras, por lo cual no se descarta que ambas piezas humanas hubiesen estado amarradas y, con la fuerza del agua, se soltaran. El buen cuidado de las manos y las características de ellas hacen presumir que la víctima podría ser una mujer o un jovencito. En uno de los dedos llevaba un anillo. Las piezas fueron cercenadas a nivel de los hombros con cortes exactos, que bien pudieron ser efectuados con equipos quirúrgicos. Las extremidades estaban putrefactas y se apreciaba desprendimiento de tejido.
PD - Hoy continúa las revelaciones en la prensa caraqueña: parece que los brazos pertenecían a una mujer que fue vista por última vez en el homenaje a Marulanda en el 23 de Enero. Hay fotos de ambos brazos, recién sacados del Guaire. Me las reservo, por discreción.En fin. Purito CSI de ése de la tele.
martes, 30 de septiembre de 2008
Plaza Manuel Marulanda
En lo alto, uno grupo, observaba la inauguración a modo de vigías. En un momento de dramaturgia calculada, toman una bandera de Estados Unidos, es decir, el imperio, y comienzan a quemarla. Algarabía, más aplausos. Desgraciadamente, unas ascuas caen sobre la bandera de Cuba, lo que genera en la audiencia un grito ahogado. Parece que van a acabar ardiendo ambas banderas. Los vigilantes logran, a base de zapatazos, apagar las llamas cubanas, y se concentran en jalear las estadounidenses. Un suspiro de alivio se impone entre el grupo. Por fin, queda inaugurada la Plaza Manuel Marulanda de Caracas. Más aplausos. Dos días después leo la prensa: "Desaparecido uno de los asistentes al homenaje a Marulanda", un pastelero acudió a apoyar la causa y no volvió del "23 Enero". Un amigo me lo comenta: "Chamo, el 23 es candela, yo no me quedo mucho tiempo de noche por allá". Con razón. Me tomé una cereveza y me fui.
"La revolución no será retransmitida, será en vivo", continúa cantando el gran Scott-Heron. Él lo hacía por las calles de Washington DC, en los años 70.
jueves, 25 de septiembre de 2008
El candado del futuro
lunes, 22 de septiembre de 2008
Tatuaje
2) El mundo da muchas vueltas, por eso es redondo. Sin embargo, a veces, la perplejidad impulsa a la ironía reflexiva. Son tiempos en los que el líder de los EEUU, némesis del de Venezuela, decide nacionalizar e intervenir con todo el poder del estado, que no es poco, en diversas entidades financieras de prestigioso historial. Es uno de esos tipos que solían decir que el mercado se autorregula solo. Los mismos que cuando ven perder su dinero acaban pidiendo que el estado, o sea los contribuyentes, les saque del problema. ¡En fin, qué bonita ciencia es la economía neoliberal! También ocurre al revés: un socialista ejemplar, como el presidente venezolano, utiliza complejos instrumentos financieros capitalistas como son las notas estructuradas (conjunto de bonos de deuda pública denominados en dólares pero respaldados en bolívares fuertes) para financiarse. Curiosamente, Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión yanquis en bancarrota, emitió más de 300 millones de dólares de esas notas venezolanas. Esos son los malvados especuladores contra los que van los dardos envenenados de los bolivarianos. Una cosa es al foto, y otra el compadreo entre bambalinas. Si me tengo que quedar con alguien, me quedo con la sirena de cabellera rojiza y tetas-globo: ella no se anda con veladuras.
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Alienígenas a caballo
El llano en aguas. Los llanos son candela y agua. Dos estaciones: la seca, bien seca; y la lluviosa, bien mojada. Incluso en la de lluvias el calor es aplastante, le chupa a uno las fuerzas como una sanguijuela. Viajamos al Hato el Frío, un inmensa explotación ganadera en el estado Apure, 9 horas al sur de Caracas. Apure es una tierra de fábulas y personajes fascinantes. En Venezuela, Apure es considerado un lugar inhóspito, atrasado, tosco, violento. "Apure es cool", le digo a un amigo caraqueño que me pregunta que qué coño se me perdió a mí en los llanos. Se ríe, pero de incredulidad. En los Llanos la mirada se pierde en un horizonte sin referencias. En la época lluviosa, se inundan los campos y surgen mares interiores en los que pululan las anacondas, los caimanes, los chigüires, las iguanas, y las pirañas. Aquí un llanero aguardando con paciencia la pesca de pirañas para hacer luego una sopa que, dicen, tiene propiedades afrodisíacas. El Hato el Frío acaba de ser expropiado por el gobierno bolivariano del presidente Chávez, con el argumento de tierra baldía. Son 63.000 kilómetros cuadrados de extensión, una provincia en sí misma. Preguntando a los trabajadores llaneros su opinión al respecto, ninguno se mostraba especialmente emocionado. "Chamo, cambia el que manda, pero seguirán mandando otros", explican. Vimos al primer caimán del Orinoco en libertad: una bestia de cinco metros de largo que engullía un pescado como quien saborea una patatafrita. Y delfines de río, las toninas, los parientes feos de los delfines de dibujos animados: con una frente deforme e hinchada y una nariz alargada como la de los malvados en los cuentos de hadas. Los mosquitos, al caer la tarde, se lanzan sobre cualquier ser vivo, y devoran todo lo que encuentran a su paso. Se vive en el interior de las casas, tras las tupidas mosquiteras y las ventanas de enrevesadas mallas metálicas. A la noche, llegan llaneros a cantar joropos: historias cantadas de vaqueros que deambulan por los llanos perdidos de la mano de Dios y del ron. Uno de los personajes recurrentes es el diablo, que siempre aparece confundiendo al llanero, inundando su imaginación con visiones alucinadas. El ron fluye, y la gente baila y baila, sentada en el asiento, danzando sólo con la cabeza. Uno de los momentos estelares es la digressión de un joven revolucionario estudiante de agropecuaria. Nos cuenta que él no quiere gobiernos títeres ni alienígenas. ¡Alienígenas! Fascinado, me dejo llevar por la posibilidad de un gobierno alienígena en los Llanos. Ciencia ficción entre reses, machetes, sombreros de vaquero, y pirañas. ¡Alienígenas cabalgando en los Llanos! Una imagen deslumbrante. Tras otro ron, caigo en la cuenta. El joven estudiante quería hablar de gobiernos alienados... El sueño de la revolución produce extraños monstruos... Alienígenas a caballo...
jueves, 11 de septiembre de 2008
Miss Canapé
Y regaetón, lo mejor de la noche, cuando aparecieron los extraterrestres (se llaman a sí mismos extraterrestres porque son tan buenos que vienen de otro planeta) Wisin & Yandel los 12.000 espectadores, sobre todo espectadoras, irrumpieron en un colosal chillido de admiración. Delirio colectivo. Luego, una miss se desmayó; otra habló de la humildad como característica esencial de los seres humanos; y Miss Universo dedicó su corona recién adquirida a Dios y a la Virgen.
Ganó la favorita, Miss Trujillo. Yo, claro, iba con Miss Canapé, que perdió a las primeras de cambio.
lunes, 8 de septiembre de 2008
De ángulos rectos
miércoles, 3 de septiembre de 2008
Final de noche de día
Era el final de la noche, de ahí que sea de día. Los tipos de la foto, a pesar del uniforme policial, eran unos malandros de mucho cuidado. Salíamos de un delicioso antro en Chacaíto tan oscuro que si pedías una copa no sabías su contenido hasta que te lo lanzabas al gaznate. La música era una extraña mezcla entre la salsa brava y el techno mediterráneo de los 90. Salíamos tan panchos, disfrutando del sol del amanecer. Los policías de la Policía Metropolitana de Caracas, los que más te roban, salían de un local de alterne. Donde, supongo, irían a matraquear (sobornar) a las trabajadoras y clientes. Nos vieron venir, con nuestras pieles pálidas brillando con las primeras luces del alba. Nos vieron, y se dijeron: ya está, trabajo fácil: gringos o europeos. Nos hicieron depositar sobre el capó de un carro todos nuestras pertenencias, que a esa hora de la noche no eran muchas, y empezaron a preguntar el motivo de nuestras andanzas por esa zona de la ciudad a esas horas. "Parranda", explicamos. Al ver que no habían dado con la presa esperada, nos pusimos a hablar con ellos. "¿Qué tal el puti-club? ¿Se va a lo que se va o se puede hablar? Porque sólo para coger (follar); no es plan, lo bonito es hablar", decíamos. Y ellos, con la risa esquiva del que sabe que ya no va a conseguir lo esperado. "Ahí no se habla mucho, la verdad. Pero suban, suban a comprobarlo", decían los joeputas. Ahí irrumpió Anita, una exquista valenciana de modales refinados. "Y yo qué, ¿qué hago yo allá arriba?". Ellos se rieron, centrando la mirada fijamente en sus armas de mujer. Comenzó entonces una delirante conversación sobre la vida noctámbula del policía de servicio. Mientras tanto, Anita se dedicaba a hacer, hacerse y hacernos fotos con la patrulla. Alguno de ellos fascinado con la elocuencia de la valenciana, le proponían encontrarse al día siguiente, ya fuera de servicio. Las fotos son una fantástica falta de respeto a las fuerzas del orden público en Caracas. Venían a robarnos, tal cual. Esta es la más interesante. Ana completamente imbuida por su papel de pin-up caribeña. Los policías con cara de al-menos-sonríe-que-si-no-es-peor. Y nosotros, tras la cámara, con dolor de barriga de risa ante lo que mostraba el objetivo.
lunes, 1 de septiembre de 2008
Faja del Orinoco
jueves, 28 de agosto de 2008
Optimismo mecánico
Así, guindado como el perro, me quedé ayer cuando el carro me dejó con la palanca de cambio en la mano, tras acompañar a una amiga a su casa. Pataleando al aire. Acaba de llevárselo la grúa, se le veía sonriente al bribón. Y mientras tanto, yo me voy a la Faja del Orinoco, a oler petróleo y disfrutar (laboralmente) del calor de los Llanos venezolanos. Mi vida gira en torno a un optimismo mecánico de difícil explicación. A ver.
lunes, 25 de agosto de 2008
Rayos y centellas
Afuera y dentro del agua, te mojabas lo mismo. Nosotros comíamos sentados, el resto se limitaba a evitar mojarse con el agua. Abuelos, niños, madres, padres, tíos, perros, bebés. Allí había de todo. La comida estaba exquisita, a pesar de que había goteras por todos lados. Pedimos cerveza. Los niños comenzaron a rodearnos y a posar para las fotografías. Ellos hacían muecas, ella se empeñaba en posar para un imaginario fotógrafo de moda. Giraba las caderas, destacaba sus muslos, sonreía mirando al objetivo en escorzo. Apenas 6 años. (¿Quién coño las enseña a posar desde tan jóvenes?) Y luego venían corriendo a ver cómo habían quedado. Yo me limitaba a hacer click, mostrarles la fotografía y reírme con sus risas. Al lado, su padre, o su tío o su hermano, contaba el dinero y repartía los sueldos a sus empleados. Cada poco, se iba a una esquina, a beber a morro de la botella de ron. Alguien vino a la cabaña con un vaso de cristal con hielo: whisky. "Así funciona esto, papá", nos decía, "cada cual se lleva su parte". Claro, no explicaba que él se llevaba la mayor, mientras se le escurría entre las piernas un muchacho que llevaba una camiseta empapada en la que se podía leer: "Ser joven es ser revolucionario. Gobierno boliviariano del estado Miranda".
jueves, 21 de agosto de 2008
Trabajo invisible
martes, 19 de agosto de 2008
El carro
miércoles, 13 de agosto de 2008
También
También hay vida al margen de las balaceras y la revolución. El sábado amanecimos escalando el monte Ávila, por una de las subidas menos concurridas. Tres horas de caminata (y dos y media de vuelta) en busca de un río de agua fresca. Caracas queda al sur, a los pies de la montaña. Un enorme mar de cemento que se extiende de este a oeste. Caracas, ya lo he dicho más de una vez, es una enfermedad. Una deliciosa enfermedad caribeña. Más altos que las nubes, contemplábamos cómo la lluvia afectada a cada uno de los barrios de la ciudad, barridos de este a oeste, por los vientos del noreste. (Una maqueta, un video-juego, un estado mental, un personaje de novela). Caracas es una selva repleta de automóviles. Hasta el pecho se ensancha cuando descubre que se puede vivir lejos de ella, y respira más hondo y más lento. Caracas, una ciudad que se inventa cada día, duerme el sueño calmo de un valle ensimismado.
lunes, 11 de agosto de 2008
La mecánica de los destellos
Como en el oeste, tal cual. El otro día hablaba yo. Hoy habla la prensa caraqueña. Esto fue lo que leí mientras saboreaba con una cervecita la lectura soleada y dominical del diario caraqueño "El Nacional". Es el negativo del relato que narraba en la entrada de ayer. Cambien "edificio acristalado" por "Parque Cristal". Juzguen ustedes:"Asesinado custodio de Servicios Panamericanos
Douglas Rojas, de 31 años de edad, trabajaba desde hace 2 años para Servicios Panamericanos, empresa dedicada a la custodia de valores. El viernes en la tarde perdió la vida, cuando fue sorprendido por 2 sujetos en el momento que prodecía a recargar con 160.000 bolívares fuertes (32.000 euros), los cajeros de la agencia del Banco Mercantil, ubicado en el centro comercial Parque de Cristal.
Rojas se encontraba con su compañero, Larry Zamora, quien también resultó herido tras recibir un disparo en el pie. Ambos se dirigían a colocar el efectivo en lo surtidores de dinero en el momento que llegaron dos sujetos armados, que intentaron robarlos. Al parecer la víctima se opuso a ser despojado del dinero. Uno de los antisociales identificado como José Medina, de 27 años, recibió un disparo en la mandíbula. Actualmente, se encuentra en el hospital Domingo Luciani, custodiado por cuerpos de seguridad.
Fuentes policiales informaron que Rojas Romero forcejeó con el sujeto que resultó herido. Al parecer los dos se apuntaron al maxilar y se efectuaron los disparos. Posteriormente, el otro delincuente disparó varias veces a Rojas cuando estaba herido en el piso".
jueves, 7 de agosto de 2008
Destellos metálicos
Andaba yo paseando a las ocho y media de la mañana por la avenida Francisco de Miranda, en Chacao, de camino al metro. Iba chupando del pitillo mi jugo habitual de las mañanas. Esa mañana era de patilla (sandía). El sol brillaba en el cielo azul bebé de Caracas. De improviso, aparca un furgón blindado, frente a un enorme edificio acristalado. Un vigilante de seguridad asoma la cabeza desde la puerta. Mira a un lado y a otro. Y salta a la calle. Va totalmente acolchado con protectores antibala. En una mano, la bolsa con el dinero. En la otra, desenfundada, una pistola calibre 45, inmensa. Comienza a subir las escaleras: gesto adusto y miradas constantes a uno y a otro lado. Los destellos metálicos de la pistola provocan el guiño espontáneo en los ojos. Deslumbrado, cada parpadeo coincide con un escalón más en el ascenso del vigiltante. Tarda medio minuto en subir con su bolsa de dinero y su revólver. A su alrededor, cientos de personas entran y salen del edificio, perfectamente tranquilas, viviendo en sus cabezas. Mientras apuro el jugo de patilla, me digo que esa imagen yo ya la he visto antes, en otro lugar. Al poco, caigo en ello. En el cine, en las películas del oeste. Así entraban en el banco los forajidos del oeste. Así entran los de seguridad en los bancos de Caracas. Los mismos destellos metálicos bajo el sol inclemente del continente americano.
lunes, 4 de agosto de 2008
La revolución del ballet
Fui al ballet. Primera vez en mi vida. Entré de puntillas, como las bailarinas. Giselle, en coreografía de la cubana, Alicia Alonso, quien dijo que los grandes del teatro pensaban que los latinoamericanos sólo podían bailar rumba. Ella rompió los tabúes, en 1943. 60 años después, volvía a Caracas. La platea estaba expectante. Ovación a la coreógrafa, vestida de verde guisante. Sin embargo, lo fascinante ocurrió antes de la aparición de los bailarines. Sobre la tarima, aparece el ministro de Cultura venezolano. Y comienza una encendida arenga acerca de los logros de la revolución en materia cultural. Los espectadores responden con un concierto de pitidos y silbidos. "Queremos a Giselle", claman. El ministro opta por subir el volumen, y agitar en el aire la mano izquierda. Aumentan los silbidos. "Me quedaré aquí hasta acabar de enunciar los logros de la revolución, porque aquí también hay compañeros revolucionarios", a lo que responde el respetable rojo-rojito con ovación a la proceso. Y así sucesivamente. 45 minutos. Los unos y los otros, en contrapunto. Los bailarines, mientras, aguardaban tras el telón. "Porque gracias a la revolución, todo el pueblo puede venir al teatro, incluso ustedes, los ricos", señaló el ministro. Los ánimos se fueron caldeando, hasta que una mención al presidente levantó literalmente del asiento a los invitados por el Gobierno. El resultado de la platea es como el del país: mitad y mitad. Sólo cuando se descorrió el telón, volvió a triunfar el tutú, de color rosa.
miércoles, 30 de julio de 2008
Historia diminuta
La historia de la conquista de América Latina es la historia de hazañas delirantes a cargo de dementes armados. Uno de ellos, era el guipuzcoano Lope de Aguirre, quien descendió el Amazonas a mediados del siglo XVI en busca del supuesto Dorado. A medio camino, y como es lógico, perdió la cabeza. Claro hay diversos modos de perder la cabeza. Su superior, Pedro de Ursúa, la perdió escondiéndose en la cabaña de su barcaza con una hermosa india mestiza de "cuyos brazos no se desprendía más que para empuñar el vaso de chicha (bebida alcohólica) y atiborrarse de guanábanas (dulce fruta tropical)". Y hundido al fondo de la hamaca, con la india a horcajadas sobre su cuerpo semidesnudo, perdió el sentido del tiempo y del lugar, descuidando su misión. A Lope de Aguirre, quizá por falta de una india similar, comenzó a subírsele a la cabeza la sangre y la inquina mientras observaba las tribus de indios en la orilla del Amazonas que les daban la bienvenida con dardos emponzoñados. Tanto, que acabó matando a Ursúa, a la india mestiza, de nombre Inés; y a unos cuantos leales a la causa realista. Las venas de Aguirre continúan latiendo al ritmo de la ira que va acumulando, y se dedica a matar a todo aquel que le alza la ceja (72 en total, según los historiadores). Acaba saliendo al Atlántico, en lo que hoy es la ciudad de Belem, Brasil. Asciende luego hasta la isla de Margarita (Venezuela), territorio que destroza con elegancia en quince días. Y luego se encamina hacia Lima, para recuperar Perú de España, tierra que le tiene exasperado y a cuyo rey Felipe II insulta con garbo y buena prosa en una carta que se conserva en el Archivo de Indias de Sevilla. Muere en Barquisimeto (Venezuela) por disparos de arcabuz de tropas españolas. Uno de las escenas del viaje (por su puesto, de El Dorado, ni rastro):La expedición de "los marañones", (como se autodeminaban por "la maraña en la andaban metidos") tras ver morir a buena parte por los arranques coléricos de Lope de Aguirre, las calenturas y las fiebres tropicales, y los ataques de las tribus indígenas está a punto de tocar el océano Atlántico. Apenas quedan dos barcas de las cinco que habían partido del Perú. Las aguas del río, al chocar con las olas del Atlántico, formaban temibles remolinos que dificultan la navegación. Hay que soltar lastre, le dicen los navegantes a Lope de Aguirre. Así que éste se lo toma con tranquilidad, y decide mordisqueándose el bigote. Se quedan en tierra todos los indios del Perú que les acompañaban como sirvientes y criados. La escena, cuentan, es dantesca. Los indios suplicándoles arrodillados a sus amos que no les abandonen en esa tierra inhóspita donde les espera la muerte por inanición o devorados por los caníbales de la zona. Ellos son indios de los Andes, desconocen la vida en la selva tropical. Lope de Aguirre les explica con el cinismo que le dibuja la expedición en el rostro. ¿No son indios como vosotros, del mismo continente? Pues, anda, abajo, que somos demasiados. Y ahí se quedaron, dialogando entre hermanos...
viernes, 25 de julio de 2008
Economía rosa
Uno pedalea como un poseso, y la bicicleta, apenas avanza. Los bolívares, ahora fuertes, se escurren por las costuras de los bolsillos. En la licorería, en el supermercado, en la buseta... incluso sentado en la playa, en silencio, los bolívares (fuertes) se evaporan. Y el mismo pescado de meses atrás, coronado por el mismo banano frito, aparece rodeado de brillantes cuando llega la cuenta. Todo ha subido de precio, pero uno sigue con la misma altura financiera. Es fácil explicar la economía, lo complicado es vivirla. La inflación es una novela rosa en la que se escenifica un amor no correspondido entre el monedero y las papilas gustativas. La única diferencia es que, al contrario que en las novelas rosas, los novios acaban tirándose los trastos a la cabeza. Y uno acaba mordiendo el monedero como si fuese una arepa. Con el consiguiente dolor de tripa.
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